Un ejemplar de tamaño excepcional, pescado por un barco de O Grove y que causó gran expectación entre los usuarios del mercado de la calle Sierra
13 abr 2024 . Actualizado a las 19:12 h.Un pescado de unas dimensiones excepcionales atrajo la atención de cuanto comprador se acercó este sábado por la mañana a la plaza de abastos de Pontevedra, porque desapercibido no pasaba. Se trata de un ejemplar de 28 kilos de una raya eléctrica, una especie de nombre científico Torpedo marmoratus y conocida como tremedeira o tembladeira, en gallego. Es un animal relativamente común en aguas de las Rías Baixas y su entorno, pero lo que se sale fuera de los cánones habituales es su tamaño. De hecho, es tan grande que no cogía en la bancada de Pescados Cachadas y acabó ocupando ella sola un puesto vacío. Allí llamaba todavía más la atención de la gente y tanto placeras como vecinos y turistas se hicieron fotos a su lado o lo grabaron para recuerdo de amigos y para poner en sus redes sociales. Para poder coger bien este pescado tienen que colaborar dos personas, por lo correoso de su piel y su peso.
Santi Pesqueira, de Pescados Cachadas, explicó que fue un exportador que le abastece de pescados y mariscos el que lo avisó de este ejemplar, que había adquirido en la lonja de O Grove a un barco meco que lo había cogido en la ría arousana. Cachadas es uno de los puestos de referencia en el mercado de Pontevedra, en cuanto a la originalidad de las piezas que exhibe entre los productos más comunes y habituales de su catálogo, así que vendedores de las lonjas y tripulantes de barcos saben a quién dirigirse cuando encuentran en el mar algo que se sale de lo común y esta raya eléctrica lo es.
Marineros de distintos puertos de la ría de Pontevedra explicaron que la raya eléctrica es una especie que no suele alcanzar unas dimensiones tan grandes, o al menos, no la encuentran tan descomunal en sus aparejos. En el caso del ejemplar de este sábado se capturó con betas, según especifica su etiqueta de captura y venta. La raya eléctrica se conoce precisamente por su capacidad para transmitir impulsos eléctricos, con los que aturde a sus presas y también se defiende de sus depredadores. Marineros consultados señalan su sorpresa por el tamaño de este ejemplar e indican que los más grandes se suelen situar en los nueve o diez kilos, mientras que los más comunes son de cuatro o cinco o menos. La raya eléctrica no figura en los menús de los restaurantes ni en la cocina tradicional por lo que está por ver si se conseguirá vender. Santi Pesqueira bromeaba con que quizás apareciese alguien que quisiese probar si se come, pero que, en todo caso, si alguien se la compra será con un precio simbólico. Y es que el objetivo de la exhibición de esta raya en la plaza era más para atraer la atención hacia su puesto de pescados y, sin duda, logró su objetivo.