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La nueva lucha contra el fuego: los brigadistas aprenden a actuar en incendios cada vez más complejos

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

FORESTAL

Los incendios forestales (en la imagen, uno en As Pontes en agosto del 2023) son cada vez más virulentos, según los técnicos
Los incendios forestales (en la imagen, uno en As Pontes en agosto del 2023) son cada vez más virulentos, según los técnicos JOSE PARDO

Medio Rural prepara simulacros de grandes siniestros y forma a la población

16 abr 2024 . Actualizado a las 19:11 h.

«Tende a haber lumes cada vez máis complexos e de máis extensión». Así se expresa Carlos Sanmiguel, miembro de la Unidade de directores de extinción (UDEX), dependiente de la Consellería de Medio Rural y encargada de funciones de apoyo en trabajos de extinción. La unidad, creada en el 2022, cuenta con seis agentes, que se desplazan allí donde se han declarado incendios de grandes dimensiones —por ejemplo, los que afectaron el pasado mes de octubre a la comarca de A Mariña— para colaborar en el operativo.

Al mismo tiempo, ese departamento tiene una unidad técnica de estudios y formación, apoyada en varios pilares. El primero es mejorar la cualificación del personal con cursos en los que se abordan cuestiones como seguridad, nuevas tecnologías o prevención de riesgos. En el 2023 se organizaron 32 cursos en toda Galicia, dirigidos al personal que integra las diferentes categorías de los servicios de extinción, como detalla Pablo Fernández Coroas, jefe de la citada unidad técnica.

El segundo es mejorar la organización y la eficacia del trabajo, actualizando conocimientos. De eso se encarga en estas semanas personal de la UDEX: entre otras actividades se va a preparar un simulacro de actuación en un incendio de nivel 2, puesto que los de grandes dimensiones, admite Fernández Coroas, «son os que máis preocupan». Dentro del plan de formación previsto para este año, el personal de las brigadas comienza los cursos este mes, anuncia Fernández Coroas.

El tercer pilar se orienta al personal de las brigadas de extinción de los concellos, al que se da una formación complementaria. Ese aprendizaje resulta importante, puesto que esos empleados forman parte de los dispositivos generales que se organizan para apagar un incendio. Por último, el cuarto pilar va más allá del personal trabajador y se dirige a la población del medio rural, a la que se le ofrecen charlas con pautas de autoprotección o de evacuación para actuar si se declaran incendios forestales.

Interés de los trabajadores

En el 2023, recuerda Carlos Sanmiguel, se actuó en incendios declarados en municipios como Trabada, Arteixo o Chantada. Por otro lado, el interés de los brigadistas por aumentar y reciclar su formación, como recalca con datos Fernández Coroas, es evidente: el año pasado pasaron por los cursos 11.000 personas cuando el máximo de personal, en los momentos de mayor número de contratados, no pasa de 3.000, lo que significa que hubo una media de más de un curso por trabajador.

El jefe de la unidad técnica de Medio Rural coincide con el miembro de la UDEX en la aparición de una nueva realidad de los incendios: hay menos fuegos, pero son cada vez de mayores dimensiones y más virulentos y no aparecen solo en los meses de verano.

Mientras tanto, el plan de formación sigue en marcha y pronto se empezará a preparar el programa del 2025. «Hai que seguir mellorando, pero estamos bastante satisfeitos», asegura Fernández Coroas, quien reconoce que el uso de las nuevas tecnologías supone una eficaz

Más medios técnicos

Para actuar en un incendio hay un proceso denominado Semop (Sistema intermedio de mando operativo), que se relaciona, como explica Carlos Sanmiguel, con la extinción considerada de una manera clásica. No obstante, se han incorporado cuestiones como la figura del director de operaciones, tomada del modelo que se sigue en países como Estados Unidos.

Cada vez que se origina un incendio, los agentes de la UDEX contactan con el responsable que está al frente de la extinción; se ponen a su disposición y hacen lo que el encargado disponga: se le da un apoyo directo dentro de una actividad «máis colexiada». Por otro lado, los avances tecnológicos incorporados a la extinción permiten disponer de telecomunicaciones que salvan las complicaciones orográficas y de aplicaciones informáticas que permiten saber el tiempo que hay el que habrá, así como conocer en todo momento el lugar dónde está cada trabajador. Con ese dispositivo, subraya Carlos Sanmiguel, hay una seguridad: «Se se producise un accidente e houbese que chegar ata un brigadista en situación complicada, saberíase onde está ese equipo», explica.