Olena no ve a su madre desde la guerra del Dombás, en el 2014

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

A ARNOIA

Olena vive en A Arnoia desde hace cuatro años
Olena vive en A Arnoia desde hace cuatro años Santi M. Amil

La ucraniana llegó al concello de A Arnoia en el 2022 con sus dos hijas. Hoy ya no piensa en regresar a su tierra

17 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Olena Ivashchenko tiene 50 años, es natural de Ucrania y desde el 2022 vive en el concello de A Arnoia, adonde llegó con el inicio de la guerra en su país. Huyó con sus dos hijas. La mayor regresó hace un año a su patria, ya que allí había dejado a su marido. Olana y su pequeña, de diez años, siguen en este municipio de O Ribeiro. «Aquí estoy muy bien, me gusta la vida que llevo. La gente nos ha ayudado mucho», afirma.

Ella sabe lo que es vivir lejos de la familia. Hace diez años que no ve a su madre, aunque vivían a pocos kilómetros. Fue por la guerra del Dombás, un conflicto armado que se desarrolló en Ucrania oriental del 6 de abril de 2014 al 24 de febrero de 2022, entre el gobierno y las fuerzas separatistas prorrusas. Las zonas en las que vivían ella y su madre quedaron separadas.

«Hablamos por teléfono o a través de internet, no podía verla porque era territorio ocupado. Ella no quiso venir con nosotras a España porque está mayor. Tampoco pude ver a mi padre antes de que se muriera de cáncer el pasado febrero. Estaba muy débil y el nerviosismo que le provocó la guerra, las bombas....», relata.

Olana trabaja desde que llegó como camarera en la residencia de la Fundación San Rosendo en A Arnoia. Junto a ella está otra compatriota, Oxana. Tener una ocupación y el cariño de sus compañeras hacen mucho más llevadera su estancia en España. Seguramente se quede aquí. «Aunque la guerra termine, que no se sabe cuándo, luego será necesario hacer una reconstrucción del país que llevará muchos años. Eso no será rápido», subraya. Piensa también en su hija menor, que se ha adaptado completamente a la vida en A Arnoia. «Tiene muchos amigos, entre ellos los dos hijos de Oxana. Y están muy bien aquí», añade.

Olana trabajaba como profesora de Historia en un instituto de Ucrania. Esa vida quedó atrás y aunque sí le gustaría recuperar esa parte, sabe que ahora el idioma se lo impide: «Creo que el instituto sigue en pie. Si mi lengua fuera un poco mejor, quizás podría dar clases aquí, pero ahora mismo es imposible», afirma en un más que comprensible español.

Por su intención de quedarse para siempre en España, intenta hacer una vida normal. Tiene varias aficiones que sigue alimentando, como la pintura. Además, le gusta viajar y conocer nuevos rincones de Galicia. «He ido de excursión a Ourense, O Carballiño, Vigo, Santiago y hasta Valença. Y me gusta acercarme a las termas de Prexigueiro», afirma como una ourensana más.