Pasar la noche a la intemperie para conseguir plaza en la escuela infantil Carmen Cervigón de A Coruña: «Era esta ou prácticamente ningunha»

Tamara Rivas Núñez
T. Rivas A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

El primer padre que llegó para intentar hacerse con una de las 34 plazas vacantes lo hizo a las 19.00 horas del lunes

16 abr 2024 . Actualizado a las 15:28 h.

Algo más de una decena de personas han pasado la noche a la intemperie a las puertas de la escuela infantil Carmen Cervigón para intentar hacerse con una de las 34 plazas disponibles que el centro ofertaba en total en los tres niveles educativos para el próximo curso escolar. Diego, el padre de una niña de 9 meses, fue el primero en llegar. «Non hai baremo, é por orde de chegada. Como ese era o único condicionante, decidín vir ás sete da tarde de onte», relató en el programa Voces de A Coruña, de Radio Voz. Su decisión no pasó desapercibida y pronto empezó a correrse la voz de que ya había una persona apostada frente al muro de la Real Institución Benéfico Social Padre Rubinos a la que pertenece la guardería. Tras él llegaron muchos más. Padres, madres e incluso abuelos se fueron sumando a la fila y, armados de paciencia, se dispusieron a esperar así toda la noche. 

La escuela había anunciado que a partir de las 7.30 horas empezarían a asignar los turnos para matricular a los niños por orden de llegada. Contaban con 12 plazas para los nacidos este año, 22 más para los niños del 2023 y una única vacante en el último tramo de edad. Cuando abrió las puertas a las 9.30 horas para iniciar los trámites de matriculación, el número de padres superaba con creces al de vacantes, que quedaron cubiertas por completo una hora y media después. «Convéncenos a súa metodoloxía e témola ao lado da casa. Noutras escolas o número de plazas xa está cuberto. Era esta ou prácticamente ningunha», señaló Diego, que se hizo con una de las vacantes para su hija. «Foi unha noite diferente. Pasámolo ben, houbo risas e case se nos fixo corto. Mereceu a pena», añadió. 

Colas a las puertas de la guardería
Colas a las puertas de la guardería

Salvador no dudó en acudir a la llamada de su hija, madre de una pequeña de tan solo dos meses, que quería conseguir una de las plazas. «Sabíamos que iba a haber bastante gente. La pobre estaba sin dormir por los nervios y a las 4.30 horas se vino para aquí. Yo le di el relevo a las 6.00 para que pudiese ir a casa a darle el pecho al bebé. Tenemos el número 30 y, por lo que hemos hablado con el resto de personas de la fila, creemos que vamos a tener plaza», explicó este abuelo. Por si las cuentas no salían como pensaban, tenían plan b. «Hizo otra solicitud en una guardería de los Rosales por si no coge plaza aquí, pero quiere esta», añadió. 

La respuesta a la convocatoria cogió por sorpresa a las trabajadoras del centro. «Por un lado, estamos encantadas, pero por otra nos sabe mal que no haya plazas para todos. Quiero pensar que es porque somos especiales, pero sé que es una conjunción de todo: nuestra metodología, la manera de trabajar, la gratuidad, el número de plazas…», enumeró Almudena Carro, la directora del centro. En Carmen Cervigón han «dejado de lado la escuela tradicional» para realizar un acompañamiento respetuoso de los niños basado en las disciplinas positivas y en las pedagogías activas. «La gente no tiene tantas alternativas con esta línea pedagógica en la ciudad. Con que haya más gente a la que le interese que plazas, es suficiente para que se monten estas colas», afirmó la educadora.

Una vez cerrado el proceso de matriculación, han quedado en lista de espera 7 bebés, 28 niños del grupo de 1 a 2 años y 5 para el nivel de los mayores. «Siempre hay algún movimiento y tiramos de lista de espera. Por eso recomendamos que vengan igual y se apunten. A veces incluso se mueven mucho más de lo previsto porque cuando llamamos a alguien de la lista, normalmente están matriculados en otros centros, y entonces pasa al siguiente», relata. «La pena es no tener un aula más de mayores y así, en lugar de ofertar una única plaza, podríamos tener 21», lamentó.

Desde Padre Rubinos consideran que las colas de padres responden a la «metodología en la dinámica educativa y las actividades realizadas» y destacan la «impecable labor de todas las trabajadoras».