Demasiado corazón... para tan poco sentimiento de los políticos

Xulio Vázquez VIGO/LA VOZ.

VIGO

La escultura al donante de órganos no se inauguró porque el Concello mandó colocarla sin permiso en terrenos portuarios

03 jun 2010 . Actualizado a las 11:50 h.

Se veía venir y sucedió ayer, en el momento menos adecuado. Aunque era el Día del Donante, cualquier fecha es buena para que la relación de arritmia entre el Concello y el Puerto se ponga de manifiesto. La consecuencia se tradujo en un hecho kafkiano: estaba previsto que se inaugurara una escultura dedicada a las familias del donante de órganos, pero el acto no se pudo llevar a cabo. Demasiado corazón... para tan poco sentimiento de los políticos.

La inauguración estaba prevista para las once de la mañana, junto al monumento que se había colocado el día anterior en una zona de jardín de la avenida de Montero Ríos. Faltaba el permiso de la Autoridad Portuaria y fue lo que lo impidió. No se negaba a dárselo, simplemente es que no se lo habían solicitado.

Tuvo que ir personalmente el presidente de la Asociación Adrovi, Celso García Estévez, a las nueve de la mañana, pero sin tiempo material para la aprobación, porque tendrían que haberlo pedido con unos quince días de antelación.

Según cuenta García, quien se encargó de la organización de este acto, ya andaba con la mosca detrás de la oreja desde el día anterior. Resulta que había tenido la idea de hacerse con una escultura desde hace tiempo para homenajear con ella a todas esas personas que de forma anónima han fomentado el espíritu de solidaridad más universal: la donación de órganos. Hasta que se la proporcionó la Diputación. Curiosamente es un corazón y está hecho por la escuela de canteiros de la mencionada institución pontevedresa. Luego tuvo la feliz idea de acudir al Concello para que le designasen el lugar donde erigir el monumento. Y le dijeron que la colocasen exactamente en ese espacio de apenas un metro cuadrado de Montero Ríos.

Pero nadie le advirtió en el Concello que ese terreno es competencia de la Autoridad Portuaria. Queda la duda de si fue por ignorancia o por buscarle una vez más las cosquillas a Corina Porro. Ahora, las paga un técnico del Concello. Al menos es la excusa que le dieron a Celso García Estévez. «Me dijeron que se había olvidado de hacer las gestiones para pedirle permiso al Puerto», afirma.

Pero de lo que no se olvidó el Concello fue de colocarle una placa al monumento, en la que figura el nombre del alcalde, Abel Caballero y el de la concejala de Bienestar Social, María Méndez Piñeiro. Como oficiantes de la inauguración. Pero ninguno de los dos hizo acto de presencia. Tampoco acudieron los políticos invitados de otras instituciones. Solo la prensa y representantes de algunas asociaciones humanitarias, relacionadas en su mayoría con el Día del Donante. Tampoco faltó el reconocido artista Moncho Borrajo, quien iba a apadrinar el acto. Se lo tomó con humor.