Uxía Pérez, la nueva paciente viguesa del doctor Vilches

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

28 ago 2009 . Actualizado a las 11:53 h.

La nueva temporada de la famosa serie televisiva deparará novedades. La más importante para los fans de toda la vida será el regreso del permanentemente malhumorado doctor Vilches (Jordi Rebellón). Pero hay otra no menos importante para los vigueses, la incorporación de Uxía Pérez Gonzalvo, una prometedora actriz nacida en la ciudad hace 25 años. «Soy de las pocas que son de Vigo-Vigo, de padre vigués y madre viguesa», apostilla

Por necesidades del guión (y porque allí cursa estudios de periodismo e interpretación), reside en Madrid así es que, necesariamente, la conversación ha de ser telefónica. Su voz contagia optimismo. «Estoy feliz. Espero que esto sea un pasito con consecuencias; buenas consecuencias», afirma al otro lado del hilo.

Cuenta que aunque interpreta a una paciente, su papel tendrá cierta continuidad. De hecho, aparecerá al menos en siete capítulos. No puede destripar la historia, pero sí anticipa que la culpa de tanta presencia en pantalla la tiene el amor. Lo que no explica es cómo da con sus huesos en el televisivo servicio de urgencias. «La respuesta, en octubre», afirma.

No hay antecedentes artísticos en la familia de Uxía. «Creo que esos genes los heredé de mi madre que quiso ser bailarina», asegura. Añade que el gusanillo de la interpretación empezó a picarle fuerte cuando tenía 14 años. Con 15 se topó un día con un autobús informativo en la calle, donde descubrió la existencia de la Escuela Municipal de Teatro, y allí se plantó para matricularse. «Entonces la dirigía Maximino Keyzán», recuerda.

Enseguida le llegó un primer «papelito», curiosamente también para una serie de la televisión, en este caso de la gallega. Recuerda que aquello, lejos de proporcionarle confianza le dio mucho miedo, hasta el punto de que decidió dejarlo porque no estaba dispuesta a sufrir con el dilema de si tenía o no talento. «Era una niña con buenas notas, así es que opté por lo fácil y me matriculé en periodismo», cuenta.

Aquello le gustaba, pero confiesa que lo único que de verdad la hacía feliz eran sus idas y venidas al aula de teatro. «Tenía unos horarios infernales para poder compaginarlo todo, pero estaba encantada de la vida. Me compensaba. Al final fue mi madre la que me hizo ver que si aquello era lo que me gustaba tenía que arriesgar y apostar por ello, que era el momento, así es que me tiré en plancha y me vine a Madrid».

En la capital llamó a las puertas de una de las escuelas de interpretación más reconocidas, la de Juan Carlos Corazza, la misma en la que estudió Javier Bardem. Al principio estaba muy asustada tras comprobar el nivel de sus compañeros, «al que yo no llegaba ni de largo». Finalmente, a fuerza de trabajar duro, fue adquiriendo confianza hasta que se presentó la oportunidad de hacer los primeros pinitos. Fue en la copia española de la serie americana Matrimonio con hijos. Hice de novia del hijo (Daniel Retuerta).

El año pasado probó el teatro con mayúsculas con Las Troyanas y Lisístrata y quedó irremisiblemente atrapada por el escenario para siempre. Le pregunto si su mayor aspiración es hacer teatro. «Mi mayor aspiración es trabajar», sentencia. De momento, es lo que está haciendo y, de cara al futuro, está en buenas manos, ya que comparte agencia con Penélope Cruz. Moraleja: no hay que perder de vista a Uxía.

Sonrisas de oreja a oreja exhibían ayer todos en la casa celeste. Motivos no les faltan. No todos los días se tiene la oportunidad de sumar a la causa deportiva del club a personajes de la talla del presidente de Kodak, Antonio Pérez, uno de los vigueses más poderosos del planeta y, al tiempo, menos conocido para el común de los mortales. Ha quedado demostrado una vez más que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Y Carlos Mouriño confirmó el martes hasta dónde llega la amistad de Pérez.

Son las que se han pasado en la famosa universiad hincando los codos los alumnos de la XVIII promoción del Executive MBA de la Escuela de Negocios Caixanova para completar su programa de formación.

Los cerca de 40 estudiantes del centro vigués asistieron durante dos semanas a un seminario en el que se abordaron asuntos como responsabilidad social corporativa, innovación o negociación empresarial internacional. En las dos semanas que pasaron en Estados Unidos también tuvieron oportunidad de adentrarse en la realidad socieconómica del país y conocer de primera mano algunas de sus instituciones.