El «lobby» pontevedrés

VIGO

Nunca una ciudad gallega ha reunido tanta representación política como la capital provincial

17 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El cambio de etapa en la política gallega que propició la derrota del Gobierno bipartito en las últimas elecciones autonómicas ha dado por casualidad, o no, a una ciudad gallega la mayor cuota de representación institucional que nunca había tenido otra urbe de la comunidad. Pontevedra ha pasado en poco tiempo a contar con tal cuota de poder que para sí la querrían Vigo, A Coruña o cualquier otro municipio gallego.

Alfonso Rueda, el secretario general del PPdeG y conselleiro de Presidencia, es el mejor ejemplo de concentración de poder relacionado con la capital de la provincia, aunque su compañera y vecina Pilar Rojo sea la segunda figura institucional de Galicia después del presidente de la Xunta, como presidenta del Parlamento gallego que es. Pero ellos no son los únicos referentes emergentes de su partido con vinculación a las orillas del Lérez. La ex ministra Ana Pastor, ahora vicepresidenta de la Mesa del Congreso y responsable de políticas sociales del PP, es otra muestra de la extensión de las influencias pontevedresas, por no hablar del propio Mariano Rajoy, o sus manos derechas en Madrid, el diputado y médico Francisco Villar y su asistente en casi todo, Tomás Iribarren. Dolores Pan en el Senado y ahora la ex alcaldesa de Marín María Ramallo en el Congreso, que acaba de sustituir a la ponteareana Nava Castro, dibujan aún más el peso creciente de Pontevedra en el PP, con cuyas siglas volverá a ser elegido eurodiputado Francisco Millán, vecino de la misma ciudad.

Pero en el bando contrario la capital de la provincia está igualmente presente. Antón Louro, hasta ahora coordinador de los diputados gallegos en Madrid y a la vez edil en Pontevedra, representa desde hace unos días a todo el Gobierno central en Galicia. Su compañero de corporación municipal Guillerme Vázquez es desde hace una semana el líder del BNG. Y como todo no va a ser política, Manuel Almenar, valenciano de nacimiento pero pontevedrés de adscripción y vecindad, se sienta desde hace unos meses en el Consejo General del Poder Judicial y tiene a su cargo la interlocución del organismo de Gobierno de la Justicia con Galicia.

Ellos y alguno más conforman el lobby pontevedrés, un grupo de políticos y cargos que tirán hacia su tierra cuando les es posible, pero a los que en su mayor parte les pone en difícil situación la defensa particular que desde su ciudad abandera el alcalde, el nacionalista Miguel Anxo Fernández Lores, por la supuesta pérdida de peso de la capital a causa de la creación de la delegación de la Xunta en Vigo. Lores, que encabezó la marcha del 5-J de 1998 contra la creación de una sala de la Audiencia Provincial en Vigo, un año antes de las elecciones que le llevaron a la alcaldía, sabe de la rentabilidad política de apelar la fibra pontevedresa. Hasta compañeros de su organización política, pero en otra ciudad, claro está, reconocen que la movilización convocada tiene mucho, casi todo, de estrategia electoral en uno de los momentos más críticos del BNG de Pontevedra.

Pero con o sin audiencia provincial, oficina de Tráfico, UNED, delegaciones de la Xunta o subdelegación del Gobierno, Pontevedra cuenta con un lobby político que podrá dar o no réditos a la capital, pero del que Vigo ha carecido, carece y por lo que se intuye, carecerá.