«Les Cocons» y «Charoladas», nombres propios del diseño vigués

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

15 ene 2009 . Actualizado a las 11:44 h.

Por pura casualidad y con apenas 24 horas de diferencia, descubro a Elvira Valle y Charo Cameselle, dos viguesas (la primera nacida en Ferrol) entregadas al diseño de complementos que, aunque no se conocen entre sí, se han decantado por la misma apuesta laboral prácticamente al mismo tiempo. Los paralelismos llegan incluso a la edad, ya que ambas pertenecen a la fructífera cosecha del 69.

Basta conocer una mínima pincelada familiar para llegar a la conclusión de que lo de Elvira Valle estaba cantado. Con un abuelo que confeccionaba zapatos, una madre modista, un padre jefe de máquinas «muy manitas»... En su casa todos tenían (y tienen) alguna habilidad manual. «Si se estropeaba la tele, llamábamos el especialista en electrónica, es decir a mi tío; si se rompía la cuerda de la persiana, a mi abuelo, la ropa la hacía mi madre, mis hermanas y yo aprendimos enseguida a bordar, coser... Éramos autosuficientes», afirma.

A mayor abundamiento, cuando a Elvira le llegó el momento de elegir estudios más allá de los obligatorios se decantó por las Artes Gráficas. «Al final no acabé porque aquello no me gustaba», dice. Tuvo entonces la oportunidad de trabajar para el cine (departamento artístico), y no la desperdició. Explica que hizo un poco de todo: vestuario, decoración, atrezzo, maquillaje...

El capítulo cinematográfico lo cerró (de momento) a mediados de los 90, que fue cuando decidió construir marionetas, trabajo que, desde que en el 2000 se trasladó a Vigo, comparte con el diseño de tocados.

Pero lo último de lo último de la factoría Valle son Les Cocons, una colección de broches que vio la luz hace apenas dos meses por culpa de su círculo de amigos. «Cuando tengo que hacer un regalo, rara vez recurro a una tienda, lo hago. Habitualmente muñecos, camisetas, bolsos, broches... Los amigos están hartos de decirme que los comercialice. Al final les hice caso y he empezado por los broches», afirma.

No demasiado convencida de su éxito se plantó con ellos en Le Coquelicot, una tienda de moda de las Galerías Durán. Las ventas de la recién rematada campaña navideña ya la han obligado a ampliar colección. Igual que de tocados, tarea a la que se entrega al unísono con Rosa, una amiga con la que comparte inquietudes, amén de taller.

Elvira, que ha vestido a alguna presentadora de televisión, ya piensa en ampliar su faceta diseñadora con guantes, corbatas y otros complementos.

La historia de Charo Cameselle guarda cierto paralelismo con la anterior. Viguesa de nacimiento, su vena creativa se hizo patente bien pronto: «Cuando iba al colegio pintaba los vaqueros, personalizaba las camisetas...», cuenta desde el otro lado del teléfono. Y es que su más que viajera vida la ha llevado por unos meses a Santiago. «Me instalare definitivamente en Vigo en primavera», afirma.

Aunque cursó estudios de Graduado Social, la vida la obligó a aceptar trabajos tan variopintos como recepcionista de clínica, comercial o agente de seguros. Hasta que hace un año, «una buena amiga me metió el bicho en el cuerpo. Me dijo estás perdiendo el tiempo dedicándote a cosas que no te llenan cuando eres capaz de hacer cosas con tanto encanto; termina,rán por sacártelas de las manos». Y el bicho en cuestión, claro, es el creativo. Así nacieron sus Charoladas, marca comercial que ha patentado ante el inesperado éxito de sus diseños que, curiosamente, en Vigo pueden adquirirse en otra tienda de las Galerías Durán, Vilma.

Claro que como la voz empezó a correrse por Internet, ha recibido pedidos desde sendas tiendas de Madrid (barrio de Salamanca), Valencia y Pamplona. «De hecho, me pillas en el taller trabajando para atender un pedido», dice.

Explica que la inspiración para sus negritas la encontró en África. Enamorada de ese continente, Senegal, Namibia y Mozambique están entre sus destinos favoritos. «He querido reflejar el espíritu y el colorido de las tribus», cuenta. De esos y otros viajes trae buena parte de las materias primas de sus diseños, cuya demanda ha crecido tanto que ya tiene que dedicarles varias horas al día. «Cuando me instale en Vigo me pondré en serio también con bolsos, camisetas y otros complementos». La esperamos.