«Se me poño radical, penso que a novela xuvenil é o refuxio dos malos escritores»

VIGO

El escritor, ilustrador y profesor confiesa su pasión profunda por la creación literaria sobre sus otras dedicaciones y apuesta por un futuro consagrado a las letras

29 dic 2008 . Actualizado a las 12:02 h.

Manuel Janeiro (Madrid, 1951), se enamoró de Vigo en sucesivos veranos de una infancia que transcurrió en Panxón y ha desarrollado su carrera profesional ligado a Galicia, tanto en su faceta como ilustrador de libros, como en su pasión por la escritura (sobre todo por la poesía) y su vocación didáctica desarrollada como profesor en el Colexio Martín Códax, un centro que nació pedagógicamente avanzado y progresista.

Más de treinta años después allí sigue Janeiro, que formó parte del equipo fundacional, ofreciendo una formación audiovisual a alumnos de todos los cursos del centro aunque él se licenció en Literatura. Mientras tanto no ha descuidado tampoco las facetas con las que se ha construido un mundo paralelo ligado siempre a la creación, desde que fundó junto a Paco Mantecón el primer estudio profesional de diseño gráfico en Galicia a finales de los años 70 y desde que empezó a escribir los primeros versos que le llevaron a creer que podía ser el poeta que finalmente fue.

Aunque escribe desde siempre, Manuel Janeiro no publicó su primera obra narrativa hasta hace dos años y su estreno no pudo ser más próspero, pues su debut, Pucho, o habitador dos tellados , se llevó el Premio Nacional de Edición 2007 y el Premio YBBY (International Board on Books for Young People) que concede este organismo mundial. La brevedad de los textos inclina siempre a los editores a presentarlos acompañados de ilustraciones que pueden confundir al público.

Edades y lectores

Sin embargo, su opinión sobre los productos para determinadas franjas de lectores no le convierten en el candidato perfecto para recibir ciertos galardones complacientes: «Cando me poño radical penso que a literatura xuvenil é o refuxio dos malos escritores, creadores menores como existen noutras áreas da cultura, que se parapetan neste sector de idade como se requerise menos calidade, e iso é unha felonía», estima. Y eso que Janeiro cree firmemente en la literatura para jóvenes: «é unha unha concienciación sobre o libro, unha estimulación sensorial, pero unha vez que un lector é competente, eses textos non deben ter idade. De feito, os consagrados como clásicos xuvenís -Verne, Conrad, Stevenson, etcétera- son para adultos en realidade. Penso que calquera obra literaria actual destinada aos rapaces ten que satisfacer tamén a lectura vocacional dun adulto experto e apasionado pola lectura», indica.

Pucho

es su primera novela corta. Salió en la editorial Kalandraka con dibujos de Juan Ramón Alonso; y A fada das lapas , un cuento largo que acaba de editar con Galaxia. Esta nueva narración envuelta por el misterio y la mitología que le sirve al autor para hablar de asuntos cotidianos como la seducción, el amor, la ruptura de la pareja y la consecuente pérdida de los hijos, repite formato ilustrado. La responsable es una destacada dibujante, Zita Delaco, joven artista a la que conoció a través de su hija, dedicada a la teoría del Arte, que trabaja en el Guggenheim de Nueva York, donde exponía Delaco.

Aunque no ha dejado nunca de escribir poemas, tampoco se ha prodigado demasiado en las estanterías líricas de librerías y bibliotecas. Su primer poemario, Primera edad , se publicó en 1976 y con el paso del tiempo se ha convertido un pequeño tesoro que enlaza su pasado con un futuro en el que apuesta de forma decidida por las letras, puras, o mixtas.

Los primeros versos

Tiene otros dos libros de poemas más y otro a punto de salir, pero ninguno alcanza la significación de su bautizo en las imprentas. «O escribín cando tiña 23 anos e para mín é un pequeno tesouro», asegura. No es para menos. La obra salió publicada en la colección Mogor de la editorial Castrelos, que fundó y dirigía Xosé María Álvarez Blázquez. Además, el diseño de la cubierta fue realizado por Juanjo Yarza, «un rapaz da nosa xeración que decidiu ser libreiro e puxo en pé a primeira librería vocacional e culta que existiu en Vigo, a Curros Enríquez, que estaba nun primeiro piso en Cánovas del Castillo. Ademáis, Pepe Álvarez Cáccamo, fillo de Xosé María, dirixía a colección Mogor, na que tamén él publicou os seus primeiros versos».

«A vida dos que xa somos maiores é tan larga que cando falamos dela semellas ou un mentiroso ou un pedante», dice antes de explicar su aterrizaje fortuito en el ámbito del diseño editorial, al que llegó por hambre y por su entusiasmo por la semiótica y la lingüística, que derivó en pasión por el universo visual de los signos y de ahí al grafismo.

Gráfica, no ilustración

El autor habrá realizado más de tres mil cubiertas para editoriales como Galaxia, Gredos o instituciones como el Consello da Cultura Galega o la Real Academia Galega, pero esta faceta está más relacionada con la gráfica que con la ilustración: «A mín interésame máis a inxeniería do libro, o deseño, a tipografía, a maqueta, a producción industrial, a encadernación, o tipo de papel, etc. Fixen ilustración nalgúns dos meus deseños en portadas, pero nin o quero recordar. Debuxo mal, pero debuxo. Son malísimo», confiesa. «Tanto esta faceta como a docente conviviu sempre en mín coa vena máis profunda que tiven sempre, a literaria».