Oia pide a la Xunta que señale el peligro de Silleiro

M.García / B. A-B. Márquez

VIGO

«Es una vergüenza que no se haga nada desde arriba», denunció ayer el alcalde tras el segundo rescate en quince días

20 ago 2008 . Actualizado a las 14:26 h.

5 de agosto del 2008: el «Pesca 1» rescata a dos pescadores de las rocas. Los dos hombres pasaron horas en las rocas hasta que los recogió el helicóptero. El agua les llegaba por la cintura y la resaca arrastró los aparejos con los que pescaban.

Los vecinos del barrio de As Mariñas, en Oia, no comprenden cómo se siguen produciendo hechos tan lamentables como el del lunes por la tarde en las rocas de Cabo Silleiro, cuando cinco personas, dos de ellas menores de edad, se quedaron atrapadas a causa de la subida de la marea y el fuerte oleaje. Son varios los casos que recuerdan con angustia y además mencionan el sucedido hace tan solo dos semanas para criticar que la gente no tome conciencia del grave peligro al que se enfrentan. «Es un pecado que haya personas que bajen hasta esa roca», comenta Marina Lage, propietaria del bar Áncora.

Los vecinos coinciden en que la solución sería señalizar la zona advirtiendo del peligro para evitar que la gente se acerque, sin al menos, haber sido avisada. Incluso hay quienes creen que la zona debería ser vallada; «aunque sea una zona rica en pesca, lo primero son las vidas humanas», sostiene Marina Lage.

El problema no es la gente nativa de Oia sino los que vienen de fuera ya que no conocen la dificultad de acceso a la roca y los problemas que ocasiona la subida de la marea en ese punto concreto, que deja sin posibilidad de retorno a los que se encuentren allí.

El gobierno local se exime de toda responsabilidad y apunta que «es una vergüenza que no se haga nada desde arriba para frenar estos accidentes».

«El asunto no es competencia nuestra, sino de la Consellería de Pesca», comentó ayer el alcalde, Alejandro Rodríguez. Coincide con los vecinos en que la mejor solución sería poner señales para alertar del peligro y, así, que cada uno pudiese decidir libremente si ir hasta la roca. «Al menos así sabrían a qué se enfrentan», opina el alcalde.

Alejandro Rodríguez está totalmente en contra de prohibir o cerrar el acceso a la roca. «La gente tienen derecho a disfrutar de ella si lo desea, arrebatárselo no sería acertado», comenta. Tampoco considera oportuno que la Consellería no tome cartas en el asunto porque se pone en juego la vida de las personas que van hasta allí.

Una simple señal podría erradicar el problema, que ya ocasionó dos muertos hace tres y seis años. Y que podría haberse llevado a siete personas más en lo que va de mes. El asunto es grave y los vecinos temen que la situación se repita; no quieren tener que lamentarse de nuevo. Para ello, reclaman soluciones antes de que sea tarde.