«Mi gimnasia es el bakotic y va dirigida a gente como mi madre»

Xulio Vázquez

VIGO

18 jun 2008 . Actualizado a las 11:54 h.

Cuando era aún adolescente, al escuchar el sonido de las sirenas, tuvo que salir corriendo en más de una ocasión hacia algún refugio subterráneo en Split (puerto marítimo de la costa dálmata en el mar Adriático), junto con su familia y otra gente que abandonaba sus viviendas en busca de un lugar más seguro ante la amenaza de muerte que suponían las bombas procedentes de algunos barcos serbios. Se trata de la croata Ana Bakotic (30 años), quien por entonces no tenía plena conciencia de lo que suponía esa guerra entre algunas regiones de la ex Yugoslavia.

Pronto encaminó sus pasos hacía una escuela de danza que había en Zagreb, la actual capital de Croacia, donde consiguió el título en la especialidad de baile contemporáneo. Aprendió los métodos que había creado en su tiempo el húngaro Rudolf Laban (considerado el padre europeo de la danza moderna). «Estuve dándole clases a niños de 3 a 7 años en las guarderías de Split. Las enseñanzas estaban más inclinadas hacia el ritmo, la sensanción de la orientación y la creatividad, como si se tratase de una preparación para el baile. Yo trabajaba sobre los estilos de Laban», argumenta.

Hace cinco años viajó con una amiga como turista a Madrid y, a partir de ese momento, iba a dar un giro de 180 grados su vida. Unas vacaciones de verano sin retorno porque visitó A Coruña y conoció a un croata que iba convertirse en su compañero sentimental. «Así que viene a Galicia por amor», afirma. Tras un año y medio en la capital herculina, esa nueva pareja se estableció en Vigo, donde residen. Dice que al principio se dedicó a la venta de cuadros, sobre todo en las calles coruñesas, aunque también para exposiciones, porque solo se entendía en inglés.

Sin embargo, ya le rondaba por su cabeza una idea que ha culminado con éxito en Vigo a la vez que aprendió el castellano. Se trata de un nuevo método de gimnasia, dirigido a personas de entre 30 a 50 años, que ya no aguantan la caña que se da en los gimnasios.

«Le puse bakotic (como mi apellido) y tiene sus raíces en el baile. Quise hacer algo más llevadero para gente como mi madre», explica. Se trata de ejercicios suaves e incluso beneficiosos para los que padecen dolencias, como de espalda. Ya lo practican en 9 centros. Proyecta patentarlo y formar monitores para que puedan enseñarlo.