«Yo nunca fui comunista, pero me gustaría serlo de mayor »

María Jesús Fuente / S. Antón

VIGO

05 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El primer rincón de Vigo que le viene a la memoria a Xesús Alonso Montero es una taberna típica del Casco Vello regentada por una familia de su aldea. Pero, bastan unos minutos para cambiar de idea y pensar que no puede pasar por alto la oportunidad de hacer algo por la memoria de su admirado Curros Enríquez. Es entonces cuando decide elegir para su rincón favorito esa especie de refugio al que un día fue a parar el monumento al escritor de Celanova.

En pleno parque del Castro y rodeado de frondosa vegetación hasta el punto de ocultarlo, la escultura evoca poco al poeta heroico y rebelde y se alza con aire fantasmagórico, casi esperpéntico, envuelta en musgo y abandono.

Siempre que puede, Alonso Montero pasea por allí, se detiene ante la figura de Curros y recita un poema de Rosalía. «Es como un ejercicio de devoción, paso por aquí dos o tres veces a la semana».

Gran parte de su vida intelectual está vinculada al autor de Aires da miña terra. A él dedicó su primer artículo, publicado en 1951 con motivo del centenario de su nacimiento. También su tesis doctoral trata en 1966 sobre la poesía de Curros Enríquez. «Este año se cumple el centenario de su muerte, razón de más para elegir este rincón y para pedir al alcalde que adecente el monumento y el lugar, que en este momento me produce una sensación penosa por lo mal cuidado que está».

Inaugurado en 1911 en la Alameda, el monumento de Curros Enríquez fue trasladado en 1941 a otro rincón del mismo jardín por el alcalde Suárez Llanos. Otro alcalde, Rafael Portanet, lo cambió de nuevo en 1965 a un lugar aún más recóndito que el anterior en el Castro, donde continúa en la actualidad.

«Sin quererlo ese traslado fue significativo, porque él estuvo en el exilio y una vez más fue exiliado; en ese sentido no sé si pedir que vuelva a la Alameda, sobre todo, pido que se adecente».

Memorias

En la actualidad Alonso Montero retoca y escribe las últimas páginas de varios libros, uno de ellos sobre Castelao en la Unión Soviética, otro sobre la forma en que se explicaba a Antonio Machado durante el franquismo, y un tercero que recoge sus memorias cervantinas. Además, imparte varias conferencias con motivo del centenario de Curros Enríquez.

Sobre su ideología, a estas alturas de la vida Alonso Montero explica: «Yo nunca fui comunista ni lo soy, pero me gustaría serlo de mayor y creo que lo seré porque ser comunista implica una grandeza: estar comprometido a fondo con la comunidad y el bien común, y yo para eso aún soy muy joven».

El escritor está convencido de que «hoy en el mundo hay fuerzas, partidos y países que desde las coordenadas del capitalismo son planeticidas». Montero reconoce que, en general, ciertos sectores del nacionalismo gallego han sido reticentes, cuando no despectivos, con determinados escritores gallegos de lengua castellana, algunos de los cuales son de los más importantes que hay en España, como Valle Inclán, Torrente Ballester, Cela, Wenceslao Fernández Flórez, Julio Camba o José Ángel Valente. «Hay que decir también que los sectores más lúcidos del nacionalismo gallego han tenido una actitud de más decoro intelectual», concluye.