Trabajar con ahínco más de 50 horas semanales es adicción

SOCIEDAD

Una investigación calcula que el 12% de los trabajadores españoles tienen una relación patológica con su empleo

23 mar 2010 . Actualizado a las 03:42 h.

Son hiperactivos, no delegan, se consideran indispensables y apenas tienen vida más allá de la oficina. Ese es el perfil del adicto al trabajo y, según un estudio de la Universidad Jaume I de Castellón, lo da el 12% de la población trabajadora de España. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que trabajar más de 12 horas diarias (60 semanales) es adicción, pero según el nuevo estudio se puede rebajar a 50 esta cifra, siempre y cuando no solo se trabaje estas horas, sino que se haga de forma compulsiva.

Mario del Líbano, investigador de la Facultad de Ciencias Humanas, acaba de publicar en la revista Psicothema un informe en el que se confirma esta doble estructura de la adicción al trabajo: «Solo se es adicto si además de trabajar excesivamente -dice Del Líbano- se trabaja de forma compulsiva para calmar la ansiedad y los sentimientos de culpa que producen en la persona el hecho de no trabajar».

Del Líbano ha reafirmado la validez de una escala nueva, la Duwas (Escala de Adicción al Trabajo Holandesa, por sus siglas en inglés), a través de 2.164 trabajadores holandeses y 550 españoles, de diferentes sectores y de entre 16 a 69 años.

Confirma que es negativo

En las dos sociedades se ha visto que el trabajo es un hecho positivo, pero su adicción -workaholism, en inglés, una mezcla de trabajo (work) y alcoholismo (alcoholism)- tiene componentes muy negativos desde el punto de vista de la salud y psicosocial. Hay que recordar que para muchos autores de los ochenta la adicción al trabajo no era mala per se .

Según apunta el equipo de investigadores de Mario del Líbano, hay muchas personas que están en riesgo de sufrir esta conducta patológica, y son variados los motivos que los llevan a ella: las presiones económicas, familiares o sociales; el miedo a perder el trabajo; la competitividad; la necesidad de tener éxito; el miedo a los jefes prepotentes y amenazantes; los elevados niveles de autoeficacia laboral o la carencia de afectos personales que se intentan suplir con horas en la oficina.

Son muchos los síntomas que indican que hay un problema, aunque el último en darse cuenta suele ser el afectado, pero hay pistas fáciles de seguir. En el test Duwas abundan expresiones como «me siento culpable cuando no estoy trabajando en algo», «es duro para mí relajarme cuando no estoy trabajando», «es importante para mí trabajar duro incluso cuando no me gusta lo que hago», «gasto más tiempo trabajando que con mis amigos, mis hobbies o mi ocio» o «me suelo poner plazos de finalización cuando trabajo».