Una duna de pino y hormigón

SOCIEDAD

Un proyecto de arquitectura sostenible prevé la recuperación del paisaje de la playa de Doniños, en Ferrol, con un edificio semienterrado y dotado de energías renovables

24 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Recuperar y rehabilitar son dos vocablos al alza en el crítico panorama de la arquitectura reciente, en el que el número de visados ha caído en picado como consecuencia de la crisis inmobiliaria. Toca pararse a pensar qué se ha hecho mal en los últimos años e impulsar una arquitectura más sensibilizada con el medio ambiente.

Estos son los motores que mueven un proyecto de restauración dunar y dotación de equipamientos en la playa ferrolana de Doniños, impulsado por la Demarcación de Costas de Galicia. «La actuación pretende básicamente recuperar el paisaje tras la demolición de todas las construcciones existentes fuera de ordenación y devolver así su esplendor a la playa», explica Manuel Fonseca Gallego, autor del proyecto.

El plan incluye un edificio de servicios semienterrado en las dunas con cuatro zonas claramente diferenciadas: oficinas y dispensario de Cruz Roja, aseos-vestuario, almacén náutico y espacio común. La intervención tendrá un impacto visual mínimo, ya que, según Fonseca, «se evita instalar cualquier elemento que altere el aspecto paisajístico del entorno, respetando el terreno original y permitiendo el crecimiento de la vegetación original, de alto valor ecológico».

El edificio presenta una fachada acabada completamente en madera de pino gallego (Pinus pinaster) que establece continuidad con los accesos a la playa con un único material, que se orienta exclusivamente al frente marítimo. Tiene la intención de controlar los accesos y equipamientos en el norte del arenal, servir para labores de vigilancia y cuidar su integración en el paisaje.

Cubierta vegetal

La estructura se compone de muros de hormigón reciclado con árido proveniente de la demolición del cercano campo de tiro y pilares metálicos, que sustentan una losa continua ejecutada también en hormigón reciclado. Esta losa es además el soporte de la cubierta vegetal, que permite el almacenaje y mantenimiento de humedad requeridos para el crecimiento adecuado de las plantas, y consigue drenar el excedente de agua.

Unos lucernarios posibilitan la entrada de la luz natural en el interior del edificio. El aprovechamiento de las energías renovables se completa con un sistema para recuperar el agua de la lluvia y aguas grises, que se reutilizan en los aparatos sanitarios. «La energía solar quedó descartada por su importante impacto visual en un entorno natural que debe ser respetado al máximo», concluye el arquitecto.