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Una investigadora gallega crea un sistema de alerta temprana para las plagas de gasterópodos

AGRICULTURA

Predice la actividad de caracoles y babosas, lo que permite reducir el uso de pesticidas

21 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El suelo de Galicia recibe cada año 183 toneladas de pesticidas destinados exclusivamente a combatir las plagas de gasterópodos (caracoles y babosas) que atacan a todo tipo de cultivos, incluidas las vides. Es una solución eficaz para evitar los daños a la agricultura e incluso la ganadería, pero con contrapartidas: son tóxicos y muy agresivos, con lo que también se llevan por delante a otros animales necesarios para mantener la cadena trófica.

Y también existe otro problema: buena parte de los molusquicidas que se liberan al medio son innecesarios. «La gente les echa el pesticida en cuanto los empieza a ver, cuando a lo mejor no es el momento adecuado. Es más interesante, por ejemplo, atacarlos en verano, cuando ponen los huevos, antes de que se reproduzcan», explica la investigadora María Córdoba Otero, del departamento de Zoología y Antropología Física de la Facultad de Biología de la Universidade de Santiago, que acaba de desarrollar un sistema de alerta temprana de plagas de gasterópodos en colaboración con el Centro de Supercomputación de Galicia (Cesga).

A través del estudio de la abundancia y actividad biológica de los animales, establecido a partir de muestras de suelo y de trampas, ha desarrollado un método que permite pronosticar con antelación la aparición de caracoles y babosas, lo que posibilita racionalizar el uso de molusquicidas y emplearlos únicamente cuando su eficacia es mayor. O lo que es lo mismo, predecir el comportamiento de las especies que causan las plagas y actuar en consecuencia. «Permite ayudar a la toma de decisiones sobre cuándo echarlos y cómo aplicarlos, para utilizar solo lo justo y no echar pesticidas sin control para el medio ambiente y para la economía. En función de una serie de condiciones se puede prever cuál es el mejor momento para utilizar el producto y la cantidad adecuada», señala Córdoba Otero.

Ocho modelos

La investigadora estableció ocho modelos, cuatro asociados a la abundancia de los gasterópodos y otros cuatro relacionados con su actividad biológica y diseñados para cuatro tipos de suelo distintos de Galicia en función de sus condiciones ambientales. «Nuestra idea -indica- era hacer un modelo único, pero es imposible, porque en cada zona hay especies diferentes y se comportan de forma diferente en función de las condiciones ambientales». Los modelos se aplicaron en entornos agropecuarios de Monforte, Abadín, Cambados y Santa Comba con un porcentaje de éxito que osciló entre el 80 y el 100%.

En el trabajo, que fue objeto de la tesis doctoral de María Córdoba, fue esencial determinar cuál era el número mínimo de muestras que había que tomar para garantizar buenos resultados, para lo que resultó esencial la aportación del Centro de Supercomputación de Galicia (Cesga). «Fixeron -destaca la bióloga- un traballo brillante, dándonos ademais a garantía de estar a facer as cousas ben. Esta seguridade estatística permitirá reducir nos futuros estudos os labores de campo, que son custosos en tempo, esforzo e diñeiro».

Las plagas de babosas y caracoles, favorecidas por el clima húmedo de Galicia, producen importantes daños a la agricultura y a la ganadería porque no solo comen las plantas en crecimiento (hojas, raíces, tallos...), sino que también son agentes de transmisión de patógenos a distintos cultivos, especialmente a la vid. «Una de las ideas para el futuro -dice Córdoba- sería que, al igual que se hace con el polen, crear un sistema on-line de alerta de plagas de estos animales en viñedos, en los que son muy dañinos, para que el agricultor sepa cuánto molusquicida emplear y cuándo emplearlo de forma más efectiva».