«Somos una familia eterna»

Alejandro Posilio

SOCIEDAD

La Iglesia mormona ha cumplido este mes 40 años en España, y un matrimonio gallego antes católico y ahora seguidor de esta fe relata sus experiencias vitales

31 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«Nuestra vida como mormones no es muy distinta a como era de católicos. Hemos cambiado algunas costumbres, pero lo más importante es que somos una familia eterna, junta para siempre, por toda la eternidad». Son palabras de Mercedes González Pérez, una monfortina de 59 años que, junto con su marido, Ángel Méndez López, de 65 y también de la aldea de Ferreira, y sus tres hijos (solo vive con ellos la más pequeña), llevan 27 años practicando la religión mormona, que cumple 40 en España.

Eran católicos muy comprometidos, pero tras la segunda visita de los misioneros mormones y reflexionar mucho, optaron por cambiar de religión. Ya vivían en Valladolid, pues él trabajaba en Renault, para después trasladarse a Madrid, donde residen en una vivienda adjunta al templo que los mormones han levantado en el madrileño barrio de Moratalaz. Todo su tiempo como jubilados lo dedican a su Iglesia en diferentes actividades, principalmente él como orientador y sellador de familias.

«Como hacíamos antes, oramos por las mañanas y en familia por las noches, bendecimos los alimentos y nos reunimos una tarde a la semana para leer los Evangelios, hablar sobre todo lo que nos afecta, reflexionar y realizar actividades conjuntas. También acudimos a los actos en el templo y demás reuniones que tenemos por ser miembros activos de esta Iglesia», manifiesta Ángel.

Lo que más echan de menos es el café, ya que lo tienen prohibido, al igual que el té y otras bebidas excitantes, el tabaco, el alcohol y las drogas. No hay restricciones alimentarias, aunque el primer fin de semana del mes ayunan 24 horas desde el sábado al mediodía. Deben cuidar su cuerpo, su apariencia y su vocabulario. La castidad hasta el matrimonio y la fidelidad después son sus máximas sexuales. Su incumplimiento puede provocar la excomunión. Desde 1894 tienen prohibida la poligamia.

Como todos los mormones, abonan el diezmo (10% de sus ingresos) para la financiación de su Iglesia, y aportan el importe equivalente a los gastos de la comida que se ahorran con el ayuno para ayudar a los más necesitados. En sus negociaciones con el Gobierno no piden subvenciones, sino que puedan desgravar sus aportaciones y que sus bodas sean admitidas como las católicas, pues hoy tienen que casarse antes por lo civil. Bautizan a sus hijos a los ocho años, y el domingo, día de descanso, no pueden comprar nada.

«Rechazamos el aborto y la homosexualidad, al igual que la pornografía, aunque admitimos el divorcio cuando se acaba el amor. Los métodos anticonceptivos quedan supeditados a la libertad individual de cada miembro», explica Mercedes, que añade: «Algunas leyes de este Gobierno chocan con nuestras creencias».