De Ruanda en la tele a Uganda en vivo

SOCIEDAD

Fran Román lleva diez años de actividad con Médicos Sin Fronteras en algunos ?de los países menos desarrollados. Ha visto casi de todo. Pero no lo cambia por nada

20 oct 2008 . Actualizado a las 19:05 h.

«Con sinceridade e compromiso real, a experiencia da axuda humanitaria é moi recomendable e fainos mellores persoas». Palabra de uno de los grandes nómadas de la cooperación gallega en los últimos años. Por la cabeza de Fran Román pasan los recuerdos de los campos de refugiados de Darfur, la extraña dolencia del Chagas en Bolivia, las inundaciones del río Tana en Kenia.

Lleva ya diez años de ruta con Médicos Sin Fronteras (MSF). Y ello pese a que su pretensión, cuando se sumó a esa oenegé no era convertirse en un expatriado: «Logo de presenciar o xenocidio de Ruanda nos medios de comunicación, contactei con MSF para apoiar como voluntario en Vigo as actividades da organización. Co tempo fun coñecendo mellor os principios da organización e o traballo que desenvolvemos nos nosos proxectos a través dos expatriados que volvían do terreo, deste xeito descubrín que quería probar a experiencia de traballar no terreo, pero eu non buscaba saír ao exterior no momento de entrar en MSF».

No habría intención, pero lo cierto es que ahora, en Kampala, en Uganda, cubre este enfermero en excedencia su octavo destino internacional. Dice que su familia «entende e respecta» el camino que ha emprendido. «Ven que realmente son feliz así, aínda que loxicamente prefiren saberme preto e nun lugar seguro». Él, en contrapartida, dice que después de tanto peregrinaje «un faise a estar lonxe do seu lugar, movéndose constantemente». «Pero ás veces -reconoce- boto de menos a tranquilidade que dá sentirte de algures».

De aquella Ruanda que vio en televisión cuando era más chaval y que le estremeció ha llegado hoy a la vecina Uganda. Ya no hay pantalla, lo ve en vivo, junto al lago Victoria, en el corazón de esa África que se va muriendo de hambre y de enfermedades curables en occidente. Desde marzo coordina el equipo médico de la delegación de España de aquella oenegé, repartido en dos puntos clave, con 11 expatriados y 160 ugandeses como parte del contingente. Algo básico en uno de los países con menor número de médicos por habitante. «Moita xente pensa que deberiamos desenvolver o noso traballo nas bolsas de pobreza que rodean a nosas vilas e cidades, no chamado cuarto mundo, pero MSF optou por axudar as poboacións máis desfavorecidas e esquecidas, en lugares lonxe de Galicia, onde a inxustiza dá lugar a crises humanas moi difíciles de imaxinar».

Por lo pronto, su tarea proporciona acceso libre y gratuito a medicamentos y servicios sanitarios. Mantienen un hospital rural con maternidad para unos 50 partos al mes, servicios de atención a enfermos de VIH y malaria, así como un programa con nueve unidades de lucha contra la malnutrición.

Tarea paralela

Eso de forma directa. Intangible es otra aportación, la presión que MSF hace como una suerte de lobby en el exterior para denunciar las condiciones de vida en esos países. «O mellor é o recoñecemento e agradecemento das persoas que reciben a nosa atención médica».

Y al final, tras tanto peregrinar, lo que ha cambiado es su imagen del Norte: «Deixa de ser un lugar atractivo e pasa a ser algo frívolo e tremendamente deshumanizado».