Buen ritmo de las obras de reforma del Museo das Peregrinacións, visitadas por la ministra de Cultura

La Voz

SANTIAGO

07 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La maqueta del Museo das Peregrinacións, bella y reluciente, presidió la sala de Vaamonde en la que el arquitecto Manuel Gallego Jorreto desgranó los pormenores del proyecto que se está ejecutando en el antiguo Banco de España. La ministra Ángeles González, el delegado del Gobierno Antón Louro, el conselleiro Roberto Varela y el alcalde Xosé Sánchez Bugallo, entre otras personalidades, escucharon atentos la lección de rehabilitación del arquitecto del nuevo Museo das Peregrinacións e de Santiago, con las complejidades y escollos que encontró en la misma.

Luego, en el mismo lugar de las obras, todos ellos pudieron apreciar el buen ritmo al que avanzan los trabajos, tras superarse las peripecias que paralizaron o ralentizaron la actuación, entre ellas la aparición de unos restos de la antigua muralla de Compostela del siglo X.

Gallego Jorreto, a la hora de abordar la actuación, se encontró con un edificio con más fachenda que otra cosa y con una solidez que era solo apariencia, según él mismo reconoció. De ahí procuró sacar un diseño con el punto de partida del enclave estratégico del inmueble, en el final del Camino de Santiago y en la monumental plaza das Praterías. Las modificaciones que se llevan a cabo afectan fundamentalmente a la casi única utilización del interior del inmueble como espacio expositivo en detrimento de otros usos.

La escasa altura de la primera y segunda planta motivó la creación de un espacio integrador y de relación en donde el visitante, con una visión de las diferentes plantas, sabe inmediatamente por donde moverse y hacia donde ir.

De la maqueta exhibida en Vaamonde, probablemente a lo que más atención prestaron los asistentes es al conjunto acristalado del edificio, a modo de una gran galería por donde entra la luz a raudales y desde la cual el inmueble ofrece un atractivo mirador sobre el entorno compostelano.

Es, como indicó Gallego Jorreto, un espacio de vida fuera de las horas del museo. La torre de la berenguela se hace manifiesta en la subida de los visitantes, que desde la cafetería obtendrán una panorámica de la Catedral y de los edificios colindantes. El itinerario llegará hasta la cubierta, con la basílica y la ciudad a los pies. El vidrio que protagoniza la nueva construcción es perfectamente compatible con la piedra.

La rehabilitación, que alcanza un coste de 5,4 millones de euros, está en manos de una firma de garantías como Neorsa, a la que acompañan en el proceso remodelador dentro de una UTE las empresas Geocisa y Seis. Entre las dependencias habrá un local de reunión del público, un pequeño salón de actos, que Manuel Gallego ha encajado con no poco denuedo en el proyecto.