Paradela honra a San Gregorio con un bollo cocinado con seis mil huevos

PONTEVEDRA

Fueron necesarios treinta hombres para transportar y distribuir las 800 raciones de un pastel inmenso

12 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La asociación cultural San Gregorio, de Paradela, batió ayer su propio récord, una marca que los miembros de la entidad superan edición tras edición desde hace quince años. Nada menos que 6.100 huevos fueron empleados en la confección de un gigantesco bollo a mayor honra del santo patrón. Hace un tiempo, las gentes de la parroquia de Meis consiguieron introducir su magnífico postre en el libro Guinness, en la categoría de mayor bizcocho jamás horneado. Que se sepa, su hazaña no ha sido superada y en cuanto sea posible tratarán de actualizar el registro para consolidar su primacía en tan sabrosa competición.

Por lo pronto, fueron necesarios entre veinte y treinta hombres para transportar el fenomenal bollo desde la panadería Paradela, donde cada año se elabora el pantagruélico dulce, hasta la iglesia parroquial. Finalizados los actos religiosos, a eso de las doce y media de la mañana, los asombrados comensales, citados en buen número gracias a las bondades del excelente tiempo reinante, comenzaron a dar cuenta de la tremenda receta. Fernando Silva, presidente de la comisión organizadora de los festejos, calcula que, entre churrasco y dulce, la asociación vendió ayer más de ochocientas raciones. «Agora -añadió- hai que pelexar para facer o bolo do ano que vén».

La cocción del bollo de San Gregorio no es ninguna broma. Sus medidas, para empezar, asustan a cualquiera. La bandeja sobre la que se deposita mide nada menos que cinco metros de largo por dos metros de ancho. La base es una masa de harina, manteca y huevo que se prepara en la panadería y se extiende para servir de soporte a la ingente cantidad de huevos que conforman su cobertura. En ella no cabe, asegura Fernando, ni un alfiler después de distribuir el noble fruto de la gallina.

El siguiente paso consiste en hornear la criatura. Con semejantes dimensiones, no existe horno en toda la redonda suficiente como para cocer de una sentada el bollo de Paradela. Así que la asociación cultural se las ha ingeniado para construir un sistema de andamios que permite introducir en el fuego la mitad del inmenso pastel, primero, y darle la vuelta al cabo de unas tres horas para que a continuación se cocine la mitad restante.

Fernando asegura que se tarda bastante menos en merendarse esta bizcochada de récord olímpico que en prepararla. La confección del bollo comenzó el sábado, a eso de las cinco y pico de la tarde. No llegó a su final hasta medianoche, después de que el Barcelona de Mesi le hubiese endosado ya los dos goles que casi valen un campeonato al Madrid de Ronaldo. En cambio, poco más de dos horas bastaron para que el personal congregado en Paradela agotase la sabrosa ofrenda a San Gregorio.

Dicen, quienes de esto saben, que la fiesta original se celebraba en la capilla dedicada al santo, hoy de titularidad privada y en ruinas. Lo que importa, en cualquier caso, es que el patrón sigue cuidando de la salud estomacal de sus fieles. Tanto, como para devorar su bollo total.