Carlos Oroza revisará musicalmente en Vigo varios de sus poemas

PONTEVEDRA

07 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

A diario persigue una palabra por las calles de Vigo. Camina curioso. Con las manos cruzadas sobre las nalgas. Enjuto en carnes, no en palabras. Ni en el ritmo, que le alimenta. Es Carlos Oroza. Poeta. Poeta de voz alta y modulada que, desde hace años eligió la luz de esta ciudad para encontrar la poesía en sus paseos.

Eléncar, Alicia, Malú. Nombres, imágenes poéticas, que se reencarnarán nuevamente a través de la voz del «mejor rapsoda de Europa», como fue calificado por Manuel Rivas. Ocurrirá el próximo martes, día 10 de noviembre, en el auditorio del Centro Cultural Caixanova.

Será un espectáculo en el que se alternará el recital del poeta con la proyección del vídeo-poema Eléncar , realizado por Carlos Vilas Bugallo. « Eléncar fue publicado en 1974», afina el creador de los espacios escénicos de Carlos Oroza y pintor vigués. «Es una producción propia en la que reviso el texto original, sobre un fondo de música contemporánea e imágenes cinematográficas».

Pablo Seoane

Cuando Carlos Vilas comenzó a colaborar con Oroza, este empleaba música de Mahler para abrir sus espectáculos. «Me planteé buscar músicas de hoy, que pudiesen gustar a la gente que entonces oía a Mahler», explica el creador vigués. Las imágenes tampoco dejarán indiferente a nadie, aunque Vilas Bugallo prefiere mantener la sorpresa hasta el próximo martes. Y es que sorpresas habrá muchas, algunas relacionadas con Malú . Este poema podrá escucharse en tres versiones diferentes. La hablada por Carlos Oroza; una musicada por Pablo Seoane, profesor de sonido en la Escola de Artes e Oficios; y una versión musical impresionante y sorprendente, pero que habrá que esperar al final del espectáculo del martes para desvelar su autoría. Sí se puede decir que adelanta en varios años a un estilo musical implantado en todo el mundo. El espectáculo se completará con una nueva versión de Alicia.

«Te aseguro que valdrá la pena verlo», afirma Carlos Vilas. No es frecuente ver un espectáculo de estas características «porque no gente que lo haga». «Un poeta es como un cantaor de flamenco, pero sin guitarra ni cajón por eso él es el único que lo hace», añade. Solo la presencia del rapsoda llegaría, como pudieron comprobar, hace tres años, los asistentes a la vigésima edición del Festival Internacional de Poesía de Barcelona, una de las citas con la lírica más importantes de todo el mundo.

«Está encantado de presentarse ante el público de su ciudad», dice Carlos Vilas. Y nosotros somos unos privilegiados por su omnipresencia en las mismas calles que pisamos. Aunque pase desapercibido. Aunque su obra escrita sea escasa. En otra época, antes de recluirse en nuestras calles, alguien le proclamó como el Allen Ginsberg español. Se codeó con la intelectualidad hispana del tardo franquismo. Saltó el Atlántico, ese mar más alto que el cielo, para olfatear le underground neoyorquino. Lo abandonó todo para penetrar en la esencia de las cosas