Proteger lo fundamental

OURENSE CIUDAD

05 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

No es lo mismo ser unos buenos padres que unos padres buenos. Los padres buenos pueden consentir, por darle gusto al niño, hábitos alimentarios y de consumo que pongan en riesgo la salud, e incluso la vida, de sus hijos. En estos casos, el consentimiento puede constituir una negligencia grave. Cuando se trata de educar, con el amor no basta. El hijo más amado, el más consentido, puede ser el que se aboque a las conductas más autodestructivas. Por eso en ocasiones el Estado debe intervenir para introducir un límite donde la dinámica familiar conduce a lo peor y supone desprotección. En el caso de Ourense se justifica por el fracaso de las medidas de apoyo social y terapéutico. Pero su conducta puede estar relacionada con rasgos de identificación familiar a una cultura de la comida que lleva a ligar el bienestar con el exceso. El valor de la familia y de su unidad es la ley que, a la familia de Moisés, le hace incumplir la ley. Por eso, si no actuaran como actúan se convertirían en proscritos ante sí mismos. Esto no justifica la extraterritorialidad legal pero puede hacer entender el carácter especialmente traumático que reviste para el niño y su familia la desinserción. Por eso las medidas para preservar su salud no deben tomarse, salvo caso de riesgo vital, a costa de la salud mental del niño y su familia.