Arribada de dornas en Muros

José Manuel Sande

MUROS

Un total de 150 barcos con más de mil tripulantes arribaron al municipio para participar en el Encontro de Embarcacións Tradicionais

10 jul 2009 . Actualizado a las 02:58 h.

Muros es uno de esos pueblos que siempre sabe y huele a mar. Su puerto, su empedrado casco histórico, sus retranqueiros pescadores, sus tascas... Todo ello guarda la esencia de los viejos pueblos marineros. De ahí que, sin necesidad de hacer méritos, sea un escenario ideal para el Encontro de Embarcacións Tradicionais de Galicia que ayer dio comienzo en la villa. Sin embargo, los vecinos no se han consolado con las bondades marineras que les dio la naturaleza y la historia y tanto ellos como su pueblo han viajado en el tiempo para recibir, tal y como se merecen, al millar de tripulantes que han llegado a la villa a bordo de unas 150 embarcaciones antiguas.

De ahí que, cuando esos barcos que, si hablasen, contarían centenarias historias sobre las olas, arribaron al puerto, la villa muradana no fuese la de siempre. Arados, carros, redes y nasas campaban a sus anchas por las calles. Y una legión de mujeres ataviadas a la antigua, como si en ese momento fuesen a recoger las sardinas o jureles, recibían al forastero.

En poco tiempo, visitantes y lugareños fueron uno. Los tripulantes, haciendo las veces de cicerone, les explicaban a los vecinos las características de los barcos; cómo se mueven e, incluso, los abaratares que sufrieron.

Como en Babel

Todos parecían interesados en saber vida y obra esos trozos de madera. Solo en la primera jornada se demostró que el encuentro de embarcaciones es mucho más que una reunión de barcos. Y que Muros, por unos días, no tendrá nada que envidiarle a aquella torre de Babel donde, sin hablar el mismo idioma y siendo de sitios dispares, todo el mundo se entendía.