«Criminal», la serie de cómic negro más explosiva, vuelve con «Los pecadores»

EFE

CULTURA

La serie del reconocido guionista Ed Brubaker («Gothan Central», «Capitán America») y del dibujante Sean Philips («Sleeper»), editada por Panini Comics, recupera en este quinto número al ex soldado estadounidense Tracy Lawlees.

11 ago 2010 . Actualizado a las 12:01 h.

«Criminal», la serie de cómic negro con las historias más explosivas de sangre, sexo y demencia, vuelve en septiembre con la quinta novela gráfica de la saga, «Los pecadores», y su particular visión de un mundo de personajes sórdidos que se resquebrajan en una sociedad plagada de engaños y miserias.

La serie del reconocido guionista Ed Brubaker («Gothan Central», «Capitán America») y del dibujante Sean Philips («Sleeper»), editada por Panini Comics, recupera en este quinto número al ex soldado estadounidense Tracy Lawlees, que reaparece con la misión de resolver el asesinato de varios «peces gordos» de la droga.

«Los pecadores» reincide en la fórmula que le ha granjeado el éxito a la serie, esto es, el intento por recuperar la «esencia» del género negro a través de historias duras pero reales, protagonizadas por un lumpen urbano que lucha contra su destino y que se enfrenta a las pulsiones humanas más bajas.

«El punto fuerte de 'Criminal', -aparte de su calidad técnica en el dibujo y la narración-, es que cuenta las historias de siempre, género negro como hemos visto en tantas películas y libros, pero con un tal dominio de los personajes y las tramas que parece algo nuevo», apunta Alejandro Viturtia, director editorial de Panini Comics, en una conversación con Efe.

«Criminal» reúne historias autoconclusivas en cada uno de sus números, pero a su vez entrelaza personajes y tramas, que va destejiendo en cada uno de los libros. Así, el lector va conociendo poco a poco el pasado y las circunstancias que rodean a cada uno de los personajes de la novela.

Toda la saga «sigue una trama de folletín, pero bien llevada», explica Viturtia, quien también resalta la «fluidez» y «naturalidad» de las secuencias, en las que todo parece muy suelto y espontáneo, aunque escondan un trabajo «minucioso» por parte del guionista.

La serie también destaca por sus personajes, cargados de realismo. Como apunta el traductor de la obra, José Miguel Pallarés, en el prólogo al segundo número de la serie, los protagonistas son seres marginales que «se convierten en el espejo perfecto de las miserias de esta sociedad nuestra, corrupta y enferma».

«Pero lo hacen sin queja -explica Pallarés-. Beben, esnifan o se chutan para seguir adelante, pero no se detienen porque frenar es reventar. Son nuestra sombra, nosotros mismos llevados al extremo bajo la presión de la necesidad».

Allí radica parte de la referencia de la serie al núcleo del género negro: en que es un fresco de la condición humana que refleja el estado de una sociedad.

«No hay buenos ni malos -escribe Pallarés sobre los personajes que pueblan el cómic-, cada uno juega lo mejor posible los naipes que le han tocado en la timba de la existencia».

Pero no sólo el guión y las tramas de Brubaker aportan lucidez al relato, también destacan los trazos de Sean Philips, realistas y sucios, y la «claustrofóbica», aunque clásica, disposición de los dibujos: siempre en estructuras de tres viñetas horizontales por página.

«Esa disposición es tremendamente canónica -señala Viturtia-, simple en apariencia. Pero Phillips lo que hace es jugar con los encuadres de cada viñeta y manejar la cámara como un maestro. Con ello consigue una especie de efecto cinematográfico del que el lector ni siquiera es consciente».

«Criminal» siempre ha intentado ir más allá del cómic, y ha complementado sus relatos con abundante material anexo. Ese aire de revista ha convertido la saga en un punto de encuentro para los amantes del género negro.

Artículos sobre películas de culto -«El Largo adiós», «Retorno al pasado», «Sed de mal»- o análisis sobre las diferentes corrientes del género negro complementan sus páginas.

El quinto número mantiene esta tradición y, según adelanta Viturtia, incluye un artículo en torno a la mítica revista Black Mask, «una revista popular norteamericana de los años veinte, donde publicaron por primera vez Raymond Chandler y Dashiell Hammett, entre otros. El género negro, tal y como se entiendo hoy, nace allí».