Héctor Ruiz Martín, autor de «Aprendiendo a aprender»: «Reemplazar un libro de texto por uno digital solo aporta dificultades»

YES

Abel Pau

Hablamos del uso de la tecnología en las aulas. «El dispositivo no es causa de la distracción, es el uso inadecuado. Los estudiantes también deben autorregularse», asegura

18 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay debate para Héctor Ruiz Martín, que en Aprendiendo a aprender limita el uso de la tecnología en el colegio. Sin demonizarlo, pero señalando que hay que darle un uso adecuado. También desmonta mitos. Las pantallas, dice, no contribuyen al desarrollo de la miopía.

—¿Es bueno que los alumnos aprendan con dispositivos tecnológicos?

—Hay muchísimas maneras de introducir la tecnología en el aula. La clave está en que no podemos introducirla como si fuera un fin, porque sí. Hay que hacerlo siempre con un propósito, como el medio para ayudar a resolver problemas. Y lo que sucede, muchas veces, es que la tecnología en educación se ha introducido sin la suficiente planificación. Sin plantear realmente qué es lo que va a resolver.

—¿Hay que usarla solo si va a solucionar algo concreto?

—Hay que saber qué es lo que queremos mejorar, y buscar una solución, que puede ser tecnológica o no. A veces, la solución tecnológica será lo mejor, porque nos permite hacer algunas cosas que de otra manera no podríamos. Lo que no tiene sentido, y es lo que pasa en muchos colegios de España, es reemplazar, por ejemplo, los libros de texto por libros digitales, que son los mismos, pero a través de una pantalla. ¿Eso qué aporta? Nada, al contrario, solo aporta dificultades. Porque si tú quieres aprender a través de un libro, que es una manera importante de aprender, para eso es mejor que uses el libro, porque los dispositivos tienen más incidencias, se les acaba la batería, se actualizan y hay que controlarlos muy bien para evitar distracciones. Si lo vas a usar como un libro, usa el libro.

—¿Cuándo se debe usar?

—Si le vas a sacar provecho a la tecnología y vas a usar el contenido multimedia. También se puede aprender muy bien a través de vídeos, de animaciones... Y si la tecnología te permite interactuar, que el estudiante reciba el feedback de si lo está haciendo bien o las indicaciones de cómo hacerlo, incluso personalizadas en función de los errores que comete. También, si permite al docente ir recibiendo continuamente información sobre el desempeño de los estudiantes y, por lo tanto, no esperar al examen para saber si lo lleva bien. Le permite tomar buenas decisiones sobre qué hacer en el proceso de aprendizaje. Y, por último, si sirve para resolver problemas. Si se usa de esta forma, no hay duda de que va a suponer un valor añadido.

—¿A qué edad se les debe dar a los alumnos un portátil en clase?

—Una de las variables que hay que tener en cuenta es el grado de autonomía de los estudiantes. Y, por tanto, su edad. Cuanto más pequeños son, menos frecuente debe ser y, además, solo será oportuno si nos va a ayudar con una solución específica. Por ejemplo, en menores de 5 años, que tienen que desarrollar habilidades prelectoras y conciencia fonológica, si yo quiero incidir ahí, pues voy a encontrar soluciones digitales fáciles de aplicar y las voy a usar un ratito, diez minutos cada día o cada dos días. Pero si vas a conseguir lo mismo con la solución no tecnológica y te sale más barato, pues hazlo así. Porque lo importante es el objetivo.

—¿No distraen a los alumnos los dispositivos electrónicos?

—Muchas veces podemos pensar que como tiene un dispositivo se va distraer más y no va a hacer los deberes. Si no lo tuviera, se iba a distraer de otra manera. El dispositivo no es la causa de la distracción, es el uso inadecuado. Y una de las cosas que tenemos que conseguir es que los estudiantes aprendan a autorregularse en el uso de la tecnología.

—¿Qué falsos mitos hay sobre la tecnología?

—Uno de los más típicos es que el uso de las pantallas contribuye al desarrollo de la miopía, cuando en realidad es fijar la mirada en un punto cercano mucho tiempo, sea una pantalla o un libro. También, que si usas las pantallas, te va a costar dormir. Es así solo si las usas justo antes de irte a dormir, porque te puedes quedar entretenido o te puede provocar una activación emocional.