Enrique no piensa en jubilarse: «Después de 41 años mantengo la ilusión. No me planteo irme»

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ANGEL MANSO

El tesorero de la Diputación de A Coruña destaca el buen ambiente que reina en su lugar de trabajo, donde dice que continuará mientras la salud no le falle

14 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cumplió los 65, y pidió quedarse un año más. A tres meses de soplar las 66 velas, acaba de firmar otra prórroga. Así que, de momento, continuará en su puesto de trabajo —es tesorero de la Diputación de A Coruña—, como mínimo, hasta junio del 2025. E iremos viendo, porque hasta los 70 tiene margen. Enrique Calvete podría llevar unos meses jubilado, pero ha apostado por continuar en activo. Él tiene claro por qué. «Me encuentro muy bien, con ganas, con ilusión, es un trabajo que me gusta, tengo unos compañeros y colaboradores con los que me llevo muy bien, con el grupo de gobierno, incluso con la oposición... Hay muy buen ambiente, inmejorable, para desarrollar un buen trabajo, incluso el presidente me ha animado a quedarme», dice Enrique.

Lleva más de la mitad de su vida trabajando, exactamente 41 años, y dice que mantiene la misma ilusión que el primer día. Analizando los pros y contras, le sale a cuenta seguir, eso sí, tiene claro que mientras la salud no le falle. «En ese momento, habría que planteárselo, pero mientras...». De momento, madrugar no le supone un problema; es más, los sábados y los domingos se levanta a la misma hora, lo único que puede echar de menos es «andar con más calma por las mañanas, pero tampoco es un esfuerzo inhumano». Lleva en su puesto actual 20 años —antes estuvo de interventor adjunto, y en varios ayuntamientos— y confiesa que es un trabajo que le apasiona. «Es una caja de sorpresas, siempre hay alguna cosita nueva que resolver, algún proyecto nuevo que sacar adelante. Trabajamos mucho con los ayuntamientos, con los ciudadanos, podemos presumir de tener un porcentaje de reclamaciones mínimo, es más recibimos felicitaciones por la manera de proceder, por las facilidades que damos, y siendo lo que es, que hablamos de recaudación y de gestionar tributos, es una satisfacción», dice Enrique, que insiste en el buen compañerismo que reina en su lugar de trabajo. «Si tienes compañeros que te complican la vida, o un grupo de gobierno, o un diputado o un presidente... las circunstancias cambiarían, y habría que valorar el jubilarse, porque antes de estar preocupado o amargado...», apunta a la vez que deja caer que no ve probable que agote el plazo máximo.

A día de hoy, la jubilación no pasa por su cabeza, y aunque puede haber algún momento de enfado en el que se lo plantee —y piense: «¡Pues me jubilo y ya está!—, cuando se centra, esos pensamientos desaparecen. No piensa qué hará cuando lo deje, pero asegura que parte con una ventaja. «Tengo una gran capacidad de adaptación. Buscaría maneras, me gustar leer, pasear, estar con los amigos... No me da miedo», señala Enrique, que está convencido de que estar en activo laboralmente favorece la salud. «Te mantiene cierta disciplina, y creo que es buena, lo tengo corroborado».