La AP-9 conduce al fin hasta Portugal

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Gustavo Rivas

El noviembre del 2003 se abrió al tráfico el tramo Puxeiros-Tui de la autopista, lo que permitía a los usuarios cruzar de norte a sur toda Galicia (por 11,83 euros; hoy, 23,90) y enlazar con el país vecino

08 nov 2023 . Actualizado a las 01:06 h.

«El tramo Puxeiros-Tui de la autopista del Atlántico, inaugurado ayer, permite recorrer ya Galicia hasta la frontera lusa y seguir por territorio portugués ininterrumpidamente hasta el Algarve. Dentro de un mes se abrirá el último trayecto, entre Fene y Ferrol, 30 años después de comenzar las obras de la autopista, ahora denominada AP-9». De esta manera contaba La Voz de Galicia la culminación, hace ahora 20 años, de un proyecto que hundía sus raíces en las entrañas del siglo XX. En concreto, desde 1979, 24 años atrás, que fue cuando se inauguró el primer tramo de la vía que comunicaba Galicia de norte a sur.

El tramo de la autopista entre Vigo y la frontera portuguesa tendría que haberse inaugurado en la primavera de aquel año. Era el compromiso del Ministerio de Fomento, pero la concesionaria Sacyr incumplió las previsiones. La empresa se comprometió a ejecutarla en el plazo de veinticuatro meses por 84 millones de euros (14.000 millones de las antiguas pesetas). Los 17 kilómetros que pasan por Vigo, Mos, O Porriño y Tui permitirían también la conexión directa con la A-52, la autopista del Val Miñor y el futuro segundo cinturón, además de unirse con la autopista portuguesa a través del nuevo puente internacional.

Ventura Pérez Mariño, entonces alcalde socialista de Vigo, se acercó a Mos para hablar con el ministro de Fomento, Álvarez Cascos, en el acto de inauguración. Quería plantearle la posibilidad de modificar el proyecto del segundo cinturón para incluir un túnel en Valadares. No lo consiguió. La respuesta del popular fue que «ya no es el momento» de plantear cambios en una infraestructura tan importante que está en marcha y que fue acordada en su momento con el Concello. Según el ministro, las «cosas de Vigo» ya tuvieron una «especial atención» a comienzos de la esta legislatura que estaba a punto de finalizar. «No he logrado que me reciba ni que reconsidere su postura, para mí ha sido un poco frustrante», se sinceró Pérez Mariño en aquel momento.

La construcción del vial Vigo-Tui afectó a 2.500 fincas. Entre las características técnicas del trazado figuraban tres viaductos (el más largo el de Baixiña, de 400 metros de longitud) y cuatro puentes para salvar los ríos Miñoteira, Folón, Penedo y San Simón. La superficie ocupada fue de 160 hectáreas.

El 18 de noviembre del 2003 fue el primer día completo de funcionamiento del nuevo tramo de la autopista que unía a gran velocidad Vigo con los municipios de O Porriño y Tui. Más de 6.400 vehículos utilizaron el vial en ambos sentidos aquella jornada. «Pagaron peaje pero se libraron de la A-52 y las peligrosas curvas de Tameiga», recordaba el redactor de la noticia, que señalaba que los datos facilitados por Audasa indicaban que 3.610 vehículos cubrieron el trayecto entre Vigo y O Porriño y que otros 2.794 recorrieron el tramo completo entre Puxeiros y Tui. «Fuentes de la concesionaria destacan que no está mal para tratarse de la primera jornada tras la inauguración oficial. La intensidad media diaria de vehículos que prevé Autopistas del Atlántico es de 11.850», recogía la información.

La buena noticia en cuanto a la puesta en marcha de nuevas infraestructuras viarias se convertía en poco tiempo en un debate social sobre el coste que tendría para los usuarios. Así, echando cuentas salía que con la nueva autopista entre Vigo y Tui, con acceso directo a O Porriño, el peaje para ir desde Puxeiros hasta la localidad fronteriza era de 1,71 euros y hasta la villa del Louro, de 1,02 euros. «Es el dinero que tendrá que abonar aquel conductor que esté interesado en librarse de las peligrosas curvas de la autovía en Mos. Como estaba previsto y anunciado, se trata de una alternativa de pago que no resuelve el problema de fondo. La Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP) no lo considera blando, sino caro». Los peajes de la AP-9 de Ferrol a Tui costaban entonces 11,83 euros. Veinte años después, el desembolso por recorrer la autopista gallega es de 23,90 euros, más del doble.

No había cumplido ni un mes en funcionamiento cuando el comité directivo de la patronal de la provincia, por boca de su presidente José Manuel Fernández Alvariño, pidió la supresión del canon del tramo Puxeiros-O Porriño «con el fi n de ofrecer una alternativa a una vía colapsada y con un elevadísimo índice de siniestralidad». Los empresarios consideraban un logro y aplaudían la apertura de una autopista que acercaba a los mercados portugueses y a la industria del sur de la provincial. Pero el peaje lo veían «demasiado elevado» mientras no se reformase la autovía. El BNG se sumó a las reclamaciones y pidió a la Xunta que se estudie la gratuidad del enlace de la AP-9 con O Porriño. «En una proposición no de ley en el Parlamento gallego, los nacionalistas exigieron una solución a los problemas derivados de la construcción de la autopista, que afectó a ríos, caminos y fincas».

De este modo, aunque la apertura de la autopista hasta la frontera con Portugal fue una noticia positiva, provocó una nueva insatisfacción en los usuarios y colectivos ciudadanos. Empresarios, asociaciones vecinales y partidos políticos pidieron la supresión del peaje hasta O Porriño.