Las especies invasoras que acabarán llegando

ANTÓN LOIS AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

CANGAS

El visión americano en una de las especies invasoras que más se han extendido, incluso en Cíes.
El visión americano en una de las especies invasoras que más se han extendido, incluso en Cíes. p. rodríguez< / span>

La avispa asiática, los visones o el picudo rojo son un anticipo de lo que vendrá

25 ago 2015 . Actualizado a las 00:44 h.

Hace quince días comentábamos que lo de las avispas asiáticas en Vigo apenas había comenzado y que el festival avispero iría a más. No se trataba de clarividencia sino de una previsión razonable tras investigar la ecología del bicho. El vaticinio no tardó en cumplirse, por lo que podría ser pertinente hacer repaso de las invasiones biológicas que ya pueblan nuestro entorno más cercano y, quizás lo más interesante, aventurar cuales son las siguientes especies exóticas invasoras que nos llegarán porque prácticamente ya están llamando a nuestra puerta.

Las simpáticas y ruidosas cotorras argentinas salieron desde Toralla a conocer mundo, y, tras una breve ausencia, regresaron otra vez a la villa romana de Mirambel, aunque por el camino dejaron descendencia a lo largo del Lagares e incluso Cangas, donde siguen existiendo y expandiéndose sus colonias.

El visón americano, además de llevar prácticamente a la extinción en toda la Península a su primo autóctono, ya se pasea tranquilamente casi por el centro de la ciudad. Entre los insectos no olvidemos al Goniopterus, un encantador, aunque ferozmente invasor (una cosa no quita la otra) gorgojo que se alimenta de eucaliptos. Menos simpático es su pariente, el picudo rojo, al que se le da por las palmeras y que ya tenemos asentado en Vigo y que cuando lo vemos parece, por color y tamaño, un tomate Cherry volador.

En las aguas dulces no mejora la cosa, con el cangrejo de río americano que convirtió en historia a nuestros cangrejos autóctonos y que pueblan desde Zamáns hasta el Lagares, o las tortugas de Florida que en O Porriño amenazan a una de nuestras especies en mayor peligro de extinción, los galápagos europeos. Por no mencionar a las capas, carmines, percas americanas y Black-bass que, muchas veces introducidos de forma deliberada, exterminan prácticamente todo lo que encuentran a su paso entre la fauna acuática, eso sí dejan en paz al otro invasor mejillón cebra.

Una larga lista

En otros casos las especies exóticas no consiguen sobrevivir, asentarse ni reproducirse, por lo que no añaden carácter invasor a su presencia accidental, como la larga lista de serpientes varias (pitones, falsas coral, boas) lagartos espinosos, iguanas, caimanes, tarántulas, primates de todo tipo y un interminable etc. que terminan, cuando son capturadas, malviviendo en zoos o centros de recuperación porque el Estado español sigue incumpliendo sistemáticamente el convenio CITES que regula el comercio y tráfico de animales exóticos.

En esta situación estamos de momento, y ya me perdonarán mis amigos ecólogos porque seguro que falta algún nombre en la lista, pero lo mejor aún está por venir. Muy probablemente el próximo en llegar, y es casi un milagro que no lo tengamos ya por aquí, será el mosquito tigre, que nos hará pasar noches gloriosas. Como bien decía el Dalai Lama «si crees que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia? trata de dormir con un mosquito».

Hablando de visitantes incómodos no tardarán en hacerse frecuentes las hormigas argentinas y hormigas de fuego, junto a los molestos escorpiones y poco después llegarán las simpáticas salamanquesas que, al menos, se comerán unos cuantos mosquitos. Cerca de los ríos descubriremos el día menos pensado huellas de mapache que, si las ranas toro les dejan dormir, entre otras cosas se alimentarán de una buena ración de nuevos moluscos exóticos que colonizarán los ríos. Y todo lo divisarán desde los árboles las ardillas grises.

Como verán, solo nos referimos a especies de fauna (la flora exótica también tiene lo suyo) y no nos acercamos a las especies marinas, de las que ya tenemos buena representación invasora, y como en el caso de las avispas, la cosa no hizo más que empezar.

Planteadas así las cosas podríamos pensar que menuda papeleta nos llega de fuera, pero no debemos olvidar que antes de invadidos fuimos invasores. Nuestras muy europeas ratas, conejos, estorninos etc. provocaron y lo siguen haciendo auténticos estragos ecológicos en otros continentes. Piensen, por ejemplo, lo que hizo el simple virus de la gripe entre las poblaciones nativas de América. Ojalá nos preocupásemos de cerrar el paso a estas especies realmente invasoras y acogiéramos con afecto y solidaridad a nuestros hermanos y hermanas de nuestra misma especie que llegan del sur intentando sencillamente sobrevivir y, sin embargo, contra ellos y ellas se invierte lo que haga falta para impedirles llegar.