Los más veteranos de la lucha contra el narco en Galicia

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

VIGO

La Udyco de Pontevedra fue la primera unidad especializada creada en Galicia, en 1995, para frenar un delito fuera de control en las Rías Baixas. Nació con solo 12 agentes y sin horarios. Hoy recibe el reconocimiento de la Fundación Galega contra el Narcotráfico

07 abr 2024 . Actualizado a las 02:42 h.

Algo hoy tan elemental como WhatsApp ni se imaginaba. Los teléfonos móviles apenas existían en el país, y en la provincia se requisó el segundo de España a un empresario de la cocaína. «Eran otros tiempos y otro tipo de investigaciones, no pueden compararse con las actuales. Esto estaba descontrolado y la Policía Nacional decidió crear los primeros grupos especializados. Era 1995 cuando empezaron a funcionar en Pontevedra y la Costa del Sol. En Madrid también, pero por ser Madrid, no por tener el problema que había en la provincia de Pontevedra y Andalucía». Lo explica el inspector jefe jubilado José María Asorey, primer responsable de la primera unidad antidroga creada en Galicia, bautizada con un nombre que todavía perdura y al que sus integrantes actuales sacan brillo en forma de arrestos, incautaciones y condenas: Unidad de Drogas y Crimen Organizado, más conocida por su acrónimo, Udyco. De ahí que su trayectoria sea esta tarde reconocida en la gala anual de la Fundación Galega contra o Narcotráfico con su premio, la nécora de ouro.

«En 1997 se crearon en más ciudades y provincias de España, pero hasta entonces, en Galicia, la de Pontevedra era la única. Se abarcaba de A Guarda a O Salnés, o fuera de la provincia, no había demarcaciones. Éramos 12 compañeros», recuerda Asorey. Las herramientas y técnicas policiales de entonces eran más laboriosas y románticas que las actuales. También implicaban más horas de calle, de seguimientos, vigilancias, fuentes u olfato para seguir el rastro de la droga, a sus importadores y empleados. «Era curioso entonces que al hacer un registro aparecía casi siempre alguna caja de tabaco, y hablamos de la segunda mitad de los noventa. Aquello daba una idea de hasta qué punto el contrabando seguía también activo porque seguía sin ser delito...», recuerda Asorey.

Pontevedra y las investigaciones que emanaban de sus costas en toda la provincia fueron entonces también una escuela de gran valor para la Policía Nacional o el Servicio de Vigilancia Aduanera a nivel estatal. «Sobre todo en blanqueo. La policía creo una unidad especial y sus integrantes venían a la provincia de Pontevedra para investigar y perfeccionar criterios con otros funcionarios de Aduanas», concluye Asorey. Carlos López fue otro peso pesado de aquella Udyco fundacional creada para combatir en la trinchera que era entrada de la cocaína en España y Europa. Pero la historia de López, el narcotráfico y las Rías Baixas se remonta más allá de la creación de la primera Udyco en Galicia. En los años ochenta ya batallaba en la Brigada Central de Estupefacientes en Madrid.

López fue uno de aquellos cuatro primeros agentes enviados desde la capital a las Rías Baixas para confirmar si los rumores que circulaban por la Cibeles eran ciertos: los contrabandistas gallegos cambiaron el tabaco por la cocaína colombiana y el hachís marroquí. «Muchas de aquellas investigaciones fueron el germen de la llamada operación Nécora, allí empezó todo. Seguí en Pontevedra y cuando se creo la Udyco, pasé a integrarla», recuerda López, que se jubiló hace cuatro años siendo jefe de uno de los dos grupos de la unidad. Sobre sus antiguos clientes, el inspector jefe Carlos recuerda a los primeros capos del Paleolítico del narcotráfico, los apellidos más conocidos y que ayudaron a forjar el peor estigma atribuido a Galicia: tierra de narcos.

«Pero había muchos más que los Charlines o Miñanco, y no solo en O Salnés. La frontera con el Miño fue desde siempre muy problemática, sobre todo antes de abrirse las fronteras de la Unión Europea. No pocos alijos se descargaban allí y los colaboradores portugueses de los traficantes gallegos escondían la mercancía. Pero A Guarda y Tomiño eran igualmente activos en el tráfico de drogas, zonas aisladas muy complicadas de trabajar, y eso que teníamos también el apoyo de los compañeros de la Comisaría de Vigo y de policías en Portugal».

El inspector Maximino Álvarez, Maxi, fue otro peso pesado de la unidad. Falleció en el 2022, pero ni su legado ni escuela se fueron con él. Lo recuerda con afecto el inspector José María Abreu, actual responsable del grupo II de la Udyco en Pontevedra. Abreu entró en la unidad en 1997, con 28 años, y se empapó del método de los prebostes de entonces: Asorey, López o Maxi. «La evolución en la forma de trabajar es absoluta. Aquella escuela no puede olvidarse, era un trabajo de muchas horas, con los medios tecnológicos justos. Eran investigaciones a pulso», recuerda Abreu. 

Doble mérito

La realidad actual del grupo I de la Udyco en la provincia ha evolucionado en lo técnico, pero los procedimientos judiciales que protagonizan evidencian que no fueron estimulados por soplos de información facilitada por agencias internacionales. No les llegan esos comunicados, por ejemplo de la DEA, que tantas veces suponen la brújula para que diligencias previas acaben condenando a peces gordos de la cousa nosa. Carlos Silla, Braulio Vázquez, un zulo para narcolanchas en Vilanova de Arousa nunca visto antes en España o Europa, participar con información propia en todo lo relacionado con el narcosubmarino de la ría de Aldán del 2019 o más de 300 kilos de heroína decomisados desde el 2017 implican un salón de trofeos policiales para este grupo que a buen seguro no es foco de envidias internas.

El inspector David Bóveda ha dedicado buena parte de su carrera al mismo tipo de delincuencia. Dirige desde hace tres años el grupo I de esta Udyco, especializado en tráfico medio y distribución final. Conoce al dedillo el mercado de la calle y de los proveedores: «La sobreactividad que hay con grandes alijos se traslada también a los eslabones inferiores». Bóveda pone el acento en el alto índice de adulteración detectado en la heroína (entre un 45 y 50 %), o el precio decreciente del gramo de cocaína en la calle: «Es un reflejo del excedente de esta droga que hay en Galicia». Bóveda y Abreu, como puntas de lanza de la actual Udyco, subirán esta tarde en Vilagarcía a recoger el reconocimiento a la trayectoria de la unidad, con la satisfacción de saber que entre el público los acompañaran tantos compañeros de fatigas y éxitos que se dejaron algo más que la piel para limpiar la imagen y las calles de Galicia.