Por qué no se debe llamar «sidosa» a una persona con el VIH

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

M.Moralejo

El Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur edita un diccionario para evitar expresiones que discriminan a personas que tienen este virus

21 mar 2024 . Actualizado a las 14:37 h.

Cuenta Cándida Álvarez que hay una persona que se cruza con ella a menudo y la increpa: «Sidosa asquerosa». Cándida Álvarez, presidenta de la Asociación Gallega de Personas con VIH (Agavih), que no tiene ningún problema con su estatus seropositivo y que no suele hacer caso al comentario, dice: «El mal uso de las palabras puede causar daño hacia otras personas». A ella le diagnosticaron la infección en el 2005: «Fue muy fuerte, tuve que hacer un trabajo de afrontamiento».

Por este motivo, el Instituto de Investigación Galicia Sur ha editado un diccionario inclusivo y no discriminatorio. Lo ha presentado este jueves la directora científica de esa institución, que agrupa al personal de la Universidade de Vigo y de las áreas sanitarias de Vigo, Pontevedra y Ourense en la investigación en salud. «Cuando hablamos de VIH y sida todavía tenemos muchos conceptos que están anticuados», ha dicho Eva Poveda, que lidera un grupo de investigación sobre el virus de la inmunodeficiencia humana que ha puesto en marcha el proyecto VIH Ciencia Abierta, en el que se enmarca el diccionario.

Esta obra, que se puede descargar de forma gratuita, intenta desterrar esos conceptos anticuados y sustituirlos por otros más actualizados. Se va a difundir a través de redes sociales y se ha entregado a medios de comunicación. Poveda ha recalcado que las personas que tienen un diagnóstico positivo pero que se tratan con antirretrovirales y en los controles su carga viral es indetectable no transmiten el virus a otros. Sin embargo, esta realidad científica, igual que otras, no siempre llega a la sociedad. Dentro del proyecto VIH Ciencia Abierta se han celebrado charlas en institutos en las que ha quedado claro mucho desconocimiento acerca de esta infección de transmisión sexual por parte de los jóvenes.

M.Moralejo

Algunos ejemplos de ese diccionario son los siguientes:

  • Virus del sida. En realidad se llama VIH, el sida es un síndrome clínico, que incluye la infección y otras condiciones.
  • Paciente de VIH o paciente infectado por el VIH. Proponen que se diga persona con (o que vive con) el VIH, ya que una persona no es un paciente de forma continuada, sino solo cuando va al médico. 
  • Contagiar. Entiende que tiene una connotación negativa y que se debería decir transmitir el virus o adquirirlo.
  • Grupos de alto riesgo. Hay que hablar de grupos de población clave. «Asociar la infección a grupos puede generar estigma a esos grupos y provocar sensación de seguridad en el resto», ha defendido Eva Poveda.
  • Lucha contra el VIH. Prefieren respuesta o medidas contra el VIH, o expresiones similares, porque «se puede interpretar que se lucha contra las personas que viven con él».
  • Enfermedades de transmisión sexual. En realidad son infecciones de transmisión sexual, porque no todas las personas que las adquieren desarrollan una enfermedad.
  • Prácticas de riesgo. Plantean sustituirlo por prácticas con probabilidades de transmisión.
  • Relaciones sexuales seguras. Indican que es recomendable relaciones sexuales más seguras, porque «el riesgo cero no existe en nada».
  • Promiscuidad. Indican que es demasiado subjetivo, ya que la OMS la define como mantener relaciones sexuales con más de dos personas en seis meses. Proponen decir prácticas sexuales con probabilidades de transmisión.

En una entrevista que, dentro del proyecto VIH Ciencia Abierta, Eva Poveda hizo a la psicóloga María Jose Fuster, esta dice que en el 15 % de las personas con VIH nadie sabe que tiene la infección, y que en el 60 % de los casos solo lo conoce alguien muy cercano a la persona. «Las nuevas generaciones están muy desinformadas porque en las casas e institutos no se habla de sexo», ha asegurado Cándida Álvarez. Considera que la sociedad «tiene la responsabilidad de enmendar el daño a los 40 millones de personas que fallecieron y sus allegados».