La historia de Fandicosta o cómo se hundió la quinta pesquera española

Alejandra Pascual Santiago
alejandra pascual VIGO / LA VOZ

VIGO

El incendio del 2016 marcó el principio del fin de una compañía que tuvo que rehacer por completo su frigorífico en Domaio.
El incendio del 2016 marcó el principio del fin de una compañía que tuvo que rehacer por completo su frigorífico en Domaio. M.MORALEJO

El negocio pionero que fundó Elisardo Fandiño pasará a manos de antiguos socios

24 feb 2024 . Actualizado a las 23:17 h.

El sector pesquero vivió en 1989 un momento para la historia. Elisardo Fandiño, empresario con una visión pionera, fundó un proyecto industrial dinámico, que integraba la extracción, la elaboración, la logística del frío y la actividad comercial: Fandicosta. Actuó como alma mater de una fusión que involucraba a Frigoríficos Fandiño, los sucesores de Manuel Costas y Frigoríficos de Mos. El grupo salió adelante con una inversión de 2.000 millones de las antiguas pesetas sobre los terrenos que ocupaba en Domaio (Moaña) el grupo Molares, en proceso de desaparición. Fue el nacimiento de todo un buque insignia en la industria transformadora, que acabó convirtiéndose en la quinta firma del sector a nivel nacional. Este 2024, la pesquera pasará a manos de la joven compañía Wofco a la que le competerá continuar aquel legado tras hacerse con las instalaciones y quedarse con el personal.

El entonces presidente de Galicia, Manuel Fraga, cumplía 74 años el día que inauguró personalmente la nueva planta a los pies del puente de Rande, el corazón del proyecto de Fandiño. Era 24 de noviembre del 1996. La Xunta, a través del Igape, había aportado 800 millones de pesetas para dar forma a uno de los mayores frigoríficos de la ría de Vigo.

Oscar Vazquez

Fandicosta emergió como un gigante. Empleaba a unas 130 personas, su facturación anual rondaba los 4.000 millones de pesetas y había establecido en Francia, Alemania, Italia y Portugal sus mercados estratégicos. Era la década de los noventa y atravesaba un momento dulce.

La dirección de la compañía cambió de timonel en diciembre de 1998 con el fallecimiento de Elisardo Fandiño Lorenzo, que Legó un impero empresarial valorado en 9.000 millones de pesetas. Era inevitable buscar un nuevo perfil para llevar la compañía y enseguida Ángel Martínez Varela se convirtió en el «hombre fuerte», como lo describía el 23 de diciembre del 1998 La Voz de Galicia. Era un socio de confianza y propietario del 30 % del negocio. De él dependió la anexión al grupo de Casa Botas, lo que permitió a Fandicosta controlar toda la cadena de valor integrada. Otros accionistas relevantes eran Frigoríficos del Morrazo, que ostentaban un 25 %. Curiosamente, estos últimos son también socios preferentes de Wofco, la empresa que ha acabado haciéndose con Fandicosta en un giro del destino.

M.MORALEJO

Con Ángel Martínez, el frigorífico se abrió al mercado de los precocinados mientras ya era todo un referente en el tratamiento del calamar, la merluza y el pez espada. Entre el 2000 y el 2010, fueron muchos los intentos del empresario para ganar más espacio en Domaio, debido al tirón del negocio, porque los 45.000 metros cuadrados se habían quedado escasos. La facturación se iba elevando y rozaba los 100 millones de euros anuales. En esta época, el negocio gozaba de buenas cifras de valor añadido sobre los productos pesqueros, una obsesión de todo el sector. Extendió sus tentáculos por 34 países.

Pero llegó 2016, el año en que se vio truncada la suerte de Fandicosta. Un antes y un después. Tres frigoríficos y una planta de congelados del centro productivo de Moaña fueron calcinados por un voraz incendio que incluso obligó a cerrar el puente de Rande por falta de visibilidad. El accidente causó una pérdida del 50 % de la capacidad productiva de la pesquera, que necesitó al menos tres años para curar las llagas de aquella situación. Para salir de la quema, Fandicosta se vio abocada a recurrir al grifo de la financiación y suscribió un préstamo por valor de diez millones de euros, a devolver en doce años, así como a refinanciar su deuda a corto plazo. En el 2018 facturó 124 millones y se proponía llegar a los 145 millones en ventas en el 2023.

Ángel Martínez Varela (segundo por la derecha) evalúa el resultado del incendio junto con el expresidente de Galicia, Nuñez Feijoo, y la exconselleira de Mar, Rosa Quintana.
Ángel Martínez Varela (segundo por la derecha) evalúa el resultado del incendio junto con el expresidente de Galicia, Nuñez Feijoo, y la exconselleira de Mar, Rosa Quintana. M. MORALEJO

Desde el incendio, Fandicosta fue capeando las dificultades abriéndose a nuevos mercados y aumentando su cartera de pedidos. Logró atravesar la pandemia manteniendo en todo momento a su plantilla de trabajadores, pero en el 2023 ya no pudo más. Llevaba varios ejercicios endeudada por encima de sus posibilidades y colocando sus productos con escasa rentabilidad. El pasado octubre, la compañía que continúa presidiendo Ángel Martínez se vio obligada a activar un plan de reestructuración porque perder la confianza de bancos y demás acreedores comerciales convierte en insostenible cualquier negocio en la industria pesquera, tan acostumbrada a financiarse para poder manejar cantidades gigantescas. El directivo dijo que su intención era la de ganar liquidez con esta maniobra, pero finalmente ha aceptado que su rival Wofco compre la empresa. Los bancos, que tienen mucho que decir en la operación como principales acreedores, han aceptado esta semana la oferta de la compañía de Borja Tenorio y Alberto Barreiro.

Las últimas cuentas auditadas de Fandicosta SA se corresponden con el 2022. La facturación fue de 136 millones, pero como grupo (Peixemar, Bonfrig y Casa Botas) roza los 300. Logró estas cifras procesando unas 55.000 toneladas de pescado. Un gigante que ha acabado hundiéndose.