La mayor huelga de la historia de Vigo

Alejandra Pascual Santiago
alejandra pascual VIGO / LA VOZ

VIGO

La Policía Municipal calculó que había 300.000 personas en la movilización, que terminó en el Naútico de Vigo.
La Policía Municipal calculó que había 300.000 personas en la movilización, que terminó en el Naútico de Vigo. LLANOS

La policía municipal contabilizó 300.000 personas en la movilización que clamó contra los despidos en los astilleros ante la reconversión industrial aprobada por el gobierno de Felipe González en 1984

13 feb 2024 . Actualizado a las 23:00 h.

Se cumplen cuarenta años de una movilización histórica. En torno a 300.000 personas de Vigo y toda su marca salieron a la calle el 14 de febrero de 1984 para anclarse al sector naval. El primer gobierno del socialista Felipe González había aprobado la polémica Ley de Reconversión Industrial un año antes. Dejaba en el aire miles de puestos de trabajo en astilleros y factorías dedicadas al acero porque implicaba adoptar medidas de saneamiento financiero que se cebaron con las plantillas. España iba a tocar la puerta de la Unión Europea y debía renovar su sistema productivo. La contestación social fue inmediata y se tradujo en la mayor huelga de la historia de Vigo.

La amenaza sobre el naval sensibilizó a 300.000 personas, según las cifras facilitadas por la Policía Local (150.000 según la subdelegación del Gobierno). Fue la manifestación que se celebró y que llevaba aparejada un paro total en el sur de la provincia de Pontevedra. Ni siquiera pudieron repartirse periódicos. «Non ao desmantelamento industrial da comarca», «non á reconversión salvaxe», clamaban.

La estrategia política que formuló el Ejecutivo socialista se prolongó hasta los años noventa y se calcula que provocó la destrucción de unos 83.000 empleos en toda España. La idea era acabar con una industria obsoleta y modernizar el sector de cara a la entrada del país en la UE.

Camilo Nogueira participó en las movilizaciones.
Camilo Nogueira participó en las movilizaciones. LLANOS

En Vigo había en esos momentos alrededor de 5.000 trabajadores fijos, casi todos en empresas del naval, y no existían apenas auxiliares. Ascón, en Moaña, llegó a tener más de 1.500 empleados, y Santodomingo contaba con unos 400. Ambos astilleros pasaron a la historia. Factorías Vulcano estuvo a punto de hundirse, mientras que el buque insignia del sector, Hijos de J. Barreras, terminó privatizándose en 1998 en una operación valorada en 750 millones de antiguas pesetas. Duró veinte años estatalizado, en manos del Instituto Nacional de Industria (INI), etapa en la que, según los registros, perdió capacidad de producción.

Lo cierto es que Vigo siempre ha demostrado su amor por la industria naval. Aquel 14 de febrero no hubo ni San Valentín ni flechazos, sino una movilización masiva organizada, en sintonía, entre CC.OO., UGT y la Intersindical de Galicia (por entonces INTG), que trató de extender su influencia a toda Galicia. Entonces, los representaban Manel Fernández, Juan Martínez Fontenla y Agustín Malvido, respectivamente. La enorme columna de manifestantes partió desde O Calvario. Líderes de Alianza Popular y del Partido Comunista (quién los vería de acuerdo hoy en día) figuraban entre la muchedumbre, pero fue evidente la ausencia del Partido Socialista, que no aprobó esta jornada de lucha a nivel local. «Esta huelga no va a servir para nada», consideraba el entonces alcalde Manuel Soto, muy ajeno a la opinión pública.

Los líderes de CC.OO., UGT y la Intersindical de Galicia encabezaron la propuesta.
Los líderes de CC.OO., UGT y la Intersindical de Galicia encabezaron la propuesta. LLANOS

«A llegar a la explanada del Náutico, ¡quién los iba a contar! Porque la habían llenado y sus aledaños (Carral, Montero Ríos, A Laxe) y todos los accesos colgaron el cartel ‘no hay billetes’, mientras la reventa pretendía funcionar por Concepción Areal, por Colón y todavía en Urzaiz se amontonaba el personal», recogía una de las páginas de La Voz de Galicia que daban pormenorizada información de la histórica jornada. Otra preocupación común tuvo que ver con «el síndrome de abstinencia que recorrió la manifestación». «Faltaba tabaco porque demasiados se olvidaron de que la huelga iba también con los estancos», se lee en el periódico de hace cuarenta años, que refleja cómo «se creó la fraternidad universal del pitillo», con motivo de la mayor movilización que ha vivido Vigo.

La ciudad salía a la calle con el recuerdo de lo que había ocurrido en 1972, cuando el sector industrial del sur de Galicia se atrevió a desafiar al régimen franquista y amenazó con una huelga general que se vio con buenos ojos en gran parte de España. Por supuesto que los trabajadores de los astilleros participaron en solidaridad con los despidos de cinco trabajadores de la antigua Citroën. Pelear por aquel convenio laboral no fue algo sencillo, sino que vivieron episodios de represión y violencia. Sin embargo, en 1984 la ciudad decidió clamar pacíficamente contra los recortes de personal. Contra el cierre del grifo de las ayudas estatales. Contra la privatización de los astilleros. Contra la inminente crisis del sector. Y contra la falta de soluciones para los que tuvieron que abandonar el mono de trabajo.

Huelga general

El descontento general se mantuvo a lo largo de todo 1984. De hecho, los compañeiros del naval se hicieron oír en Santiago y en Madrid, mientras obligaron a mojarse al ministro de Trabajo. Sus reivindicaciones desencadenaron dos huelgas generales más, una de ellas el 12 de julio y otra el 29 de noviembre. Aquel 1984 se cerró como un año de tensión y firmeza, de denuncia y exigencia. «La pretensión de cerrar la planta de los astilleros ha quedado en un ajuste de plantilla. Se ha conseguido, aunque sea insuficiente, la declaración de urgente reindustrialización para Vigo y Ferrol», señalaba algo después Eduardo Fernández, dirigente de Comisiones Obreras, como resumen del ejercicio.