María Mariño mira sin presión a París

MÍRIAM V. F. VIGO / LA VOZ

VIGO

CEDIDA

La floretista viguesa intenta por cuarta vez estar en unos juegos

27 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

María Mariño ha disputado tres preolímpicos a lo largo de su carrera, sin llegar a conseguir estar en ninguno de los Juegos correspondientes. Este es el cuarto ciclo para ella y asegura que lo vive como el anterior, en el que se quedó a las puertas: desde la tranquilidad y teniendo claro que el éxito o el fracaso no se miden por si logra o no el billete para París. La tiradora del club vigués El Olivo se ve «con posibilidades», aunque ha vivido en sus carnes lo complicado que es el reto para los esgrimistas europeos.

Ahora mismo, a las puertas de varias competiciones importantes de cara a sumar puntos para el ránking, admite que «la clasificación directa está complicada, pero no está cerrado y, a lo mejor, con buenos resultados en los dos próximos grand prix, no es imposible», explica. Si no, quedaría la opción de meterse en un cuarto preolímpico a sus casi 31 años —los cumple este mes—. «Es una competición dura», constata, siempre desde la idea de que lo va a pelear.

Mariño incide en que está en una etapa en que se siente bien, tranquila y satisfecha con el trabajo que está realizando. «En estos últimos años, noto que he crecido deportivamente y estoy centrada en eso, que es lo que puedo manejar y controlar», ahonda. Tiene presente que le faltó muy poco para poder estar en Tokio y asume que puede volver a pasar. «Fue una pena, pero lo viví desde la calma, como ahora».

La deportista sabe que está «ante un sistema muy duro para los europeos», que compiten por las plazas olímpicas con las potencias mundiales de su deporte. «Eso lo sabíamos de antemano y es muy difícil. Por eso no sería un fracaso. El fracaso es no lucharlo, pero en el deporte, estar en la pelea no lo es», reivindica. Y ella pelea desde Italia, a donde se fue a vivir para trabajar con su actual técnico, Luca Simoncelli, justo antes de la pandemia. A raíz del covid, regresó a casa y desde el 2021, se estabilizó allí, precisa.

María está «muy contenta» con el paso que dio en su día. «Sigo trabajando con el mismo maestro, que me ha ayudado un montón y me sigue ayudando a día de hoy», agradece. Su día a día se basa en los entrenamientos y su trabajo de psicóloga deportiva, que desarrolla de manera online. «Trabajo dentro de lo que me lo permite mi tiempo, con varios chicos deportistas. Me gusta ir moviéndome por ahí y desarrollando las dos cosas», dice en referencia a sus estudios.

La faceta de psicóloga

El hecho de llevar tanto tiempo como deportista de élite le ayuda a empatizar más con sus pacientes. «El haber pasado por muchas de las situaciones que están viviendo los chavales te ayuda a entender. Conoces por lo que estás atravesando y eso, junto a tu formación, te permite ayudarles», indica. El mayor impedimento llega en las semanas en las que tiene viajes para concentraciones o competiciones. «Pero consigo organizarme. Es bueno tener otra motivación, unos objetivos distintos aparte del deportivo. Es positivo que haya más cosas», sostiene.

A su vez, ella también recibe apoyo psicológico, algo que asume de manera natural y que no le resulta raro pese a que ella desarrolle su profesión prestando ese mismo servicio a otros. «Es un proceso natural, porque siempre necesitas una visión externa. Conocerse a uno mismo es de las cosas más duras y ayuda mucho que alguien te dé ese punto de vista desde fuera», analiza.

El futuro

La cita más inmediata para María Mariño es el grand prix de Turín del segundo fin de semana de febrero, donde defiende un tablón de 16 que aspira a poder igualar o superar. «Es complicado, pero me gustaría ser ambiciosa», señala. Porque se ve en su mejor momento en la medida en que siente que la esgrima le «motiva» y que sigue creciendo.

En lo que a la motivación se refiere, el salto a Italia fue un paso fundamental para ella. «En ese momento, siendo sincera, sí sentía que estaba un poco estancada, pero llevaba un tiempo más o menos en la misma situación. Sentir que cambias cosas y mejoras te anima a seguir con más ganas», reflexiona sobre el proceso que ha vivido.

Destaca que el deporte se alarga cada vez más y, aunque sabe que el final va estando más cerca, pone el foco en que la esgrima es una disciplina en la que «la experiencia es importante a nivel técnico y táctico», lo que hace que sea frecuente aguantar hasta los 34 años, calcula. «Me siento bien anímicamente, con ganas, y también físicamente, sin lesiones. Así que toco madera».