La obra que el pritzker David Chipperfield no pudo levantar en Vigo

Begoña Rodríguez Sotelino
B. R. Sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Xulio Villarino

Fue finalista en el concurso del auditorio en el 2001, pero le ganó César Portela

09 mar 2023 . Actualizado a las 21:25 h.

El arquitecto británico David Chipperfield, flamante premio Pritzker 2023, fue uno de los cinco finalistas del concurso para realizar el auditorio de Vigo sobre la fábrica de Casa Mar. El británico llegó a visitar el edificio el 26 de enero del 2001, para conocer de primera mano el espacio sobre el que había que intervenir. Pero su proyecto no prosperó. Ganó el pontevedrés César Portela y la ciudad se quedó, finalmente, sin una obra de la que presumir del nuevo óscar de la arquitectura mundial.

Aquel día, sobre las ruinas del antiguo imperio de Casa Mar, Chipperfield hizo un recorrido que le llevó a concluir que se trataba de un inmueble singular. «No es un edificio muy bonito, pero es fuerte, tiene presencia y desprende energía», manifestó. Fue una jornada lluviosa y las gaviotas sobrevolaban el puerto. Le acompañaba el arquitecto barcelonés Fermín Vázquez, cuyo estudio colaboraba en la propuesta de diseño del futuro palacio de congresos. Este adelantó que era un poco pronto para definir la propuesta. La cuestión era concretar qué merecía la pena conservar, aunque finalmente se vio que prácticamente nada. La propuesta del concurso era más ambiciosa de lo que realmente acabó siendo el auditorio Mar de Vigo, que sufrió un tajo por los costes. En aquel momento se hablaba de una superficie total de 25.000 metros cuadrados.

David Chipperfield fue el único arquitecto internacional entre los finalistas que optaron a la obra. Santiago Calatrava había quedado finalista, pero se retiró por sorpresa. Francisco Mangado, Jaime González Valcárcel y el victorioso Portela eran los otros.

Así que la lista de proyectos frustrados de premios Pritzker con Vigo sigue engordado. No prosperaron en su momento el del brasileño Paulo da Rocha para el campus universitario, ni el del portugués Álvaro Siza para un auditorio en Samil o el de Aldo Rossi para el Museo do Mar (Portela lo hizo recuperando ideas del italiano, ya fallecido). Tampoco fueron adelante el del francés Jean Nouvel para la reordenación del puerto y de Rafael Moneo para el nuevo Concello en la Praza do Rei. Sí prosperó el de Thom Mayne para la estación del AVE en Urzaiz, aunque la obra sufrió un fuerte recorte y el diseño del norteamericano quedó un tanto desvirtuado.