La tarde del sábado la arrancamos entre amigos desde Batanero hasta el Sportcafé. Era una de esas tardes que todo sale bien, soleada, al ritmo de Estrella Galicia. Cualquier otro año, sería un día idóneo para que el Deportivo nos diese un varapalo, pero este año no. Es más, llevamos un mes sin nuestro mejor jugador y el equipo lo sabe. Por ello, todos los que participan parece que están dando su 200 %.
Pinilla es un campo que aprieta, una especie de Espiñedo, pero aragonés. No es fácil ni para los jugadores del equipo local, ya que muchos viven a dos horas en Zaragoza. La filosofía del club es peculiar y la situación en la tabla, complicada. El Dépor abría la jornada para los clubes que están peleando la zona de play off, y el gol del Teruel en el primer tercio del partido ya nos dio para hablar más del Tarazona y del Unionistas, confiando en sus triunfos.
Mientras, de reojo, podíamos ver el triunfo del Real Madrid y el calentamiento del Barcelona, Barbero hizo lo que mejor sabe hacer: fijar al central, plantarse en el área y, con la calma que nos tiene acostumbrados, controlar y tirar. Un gol importantísimo. No es lo mismo llegar al descanso habiendo empatado, que habiendo sido igualado. Se vive de otra forma el resultado.
El equipo mejoró luego, confió y delegó en Yeremay para que generase por medio de su talento ocasiones y goles. Así hizo: asistió a Barbero y aprovechó un rechace dentro del área para sentenciar el encuentro. Nos fuimos a dormir a seis puntos del filial del Barcelona y a siete del Nàstic.
Lo que no esperábamos ni en nuestros mejores sueños es que los dos equipos catalanes perdiesen sus encuentros. Unionistazo y tarazonazo se sumaron a la fiesta deportivista. Seis puntos de ventaja y faltan 18 por jugar. Hagan sus quinielas, yo sigo pensando que el día de autos está fijado para el 12 de mayo.
El Leyma Coruña ganó y también huele muchísimo a ascenso. Scottie Scheffler se puso de nuevo la chaqueta verde y no hubo jugadores del LIV en el top 5 de Augusta. Puede que sean las primeras conclusiones de la ruptura de la primera división del golf mundial. Por cierto, Olazábal, mejor español clasificado.