Balmoral abre sus puertas a los turistas

Juan Francisco Alonso LONDRES

SOCIEDAD

CORTESÍA: CASA REAL BRITÁNICA

El rey Carlos III permitirá por primera vez que el público visite el castillo de Escocia donde falleció su madre, Isabel II, hace año y medio

22 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los últimos refugios de la monarquía británica dejará de serlo pronto, aunque por un corto tiempo y a un costo prohibitivo para muchos bolsillos. El rey Carlos III ha decidido abrir a los turistas el castillo de Balmoral, ubicado en el corazón de las famosas Highlands (tierras altas) escocesas y donde su madre, la reina Isabel II, falleció en septiembre del 2022.

Desde el próximo 4 de mayo y hasta 11 de agosto, los turistas podrán visitar, por primera vez, el recinto, que es, junto al palacio inglés de Sandringham y la finca de Highgrove, una de las residencias privadas que los monarcas poseen a lo largo y ancho del Reino Unido. Sin embargo, no todos los interesados podrán hacerlo. Por un lado, solo se recibirá a 50 personas por día dentro de la fortaleza construida en 1855 y cada una tendrá que pagar 100 libras (117 euros) por la entrada, que les permitirá recorrer tanto los jardines como algunas de las estancias de la propiedad. Entre ellas, el ya famoso salón de dibujo verde donde Isabel II recibió a la entonces flamante primera ministra, Liz Truss, dos días antes de morir.

Además, aquellos que deseen disfrutar el tradicional té de la tarde dentro del castillo, tal y como lo han hecho los siete soberanos que han pasado por el, podrán hacerlo siempre que paguen 50 libras adicionales (58 euros).

«Un viaje por el tiempo», prometen en la página web de la residencia. Balmoral ha estado ligado a la familia real británica desde que en 1852 el príncipe Alberto lo compró y se lo regaló a su esposa, la entonces reina Victoria, quien se enamoró de la propiedad en una visita en 1848. Luego del fallecimiento del príncipe, en diciembre de 1861, la soberana pasó allí buena parte de su largo duelo.

Pero Balmoral, además de un castillo, es una finca de más 200 kilómetros cuadrados que atraviesa montañas, bosques y ríos y en la que hay 150 edificaciones de distinto tamaño y uso. La propiedad actualmente no solo es una casa vacacional de la familia real ni una oficina, sino también una explotación agrícola en operación.

El amor por la propiedad escocesa fue heredado por la tataranieta de Victoria, Isabel II. A lo largo de sus siete décadas de reinado, la anterior monarca pasó en 1947 parte de su luna miel en el castillo y luego casi todos los veranos, pues disfrutaba caminando por los campos con sus perros, conduciendo por los bosques o montando a caballo.

Reina y «ama de casa»

La soberana consideraba Balmoral su lugar seguro, donde podía comportarse como una esposa y ama de casa más, donde preparaba ensaladas y lavaba los platos después de una cena, reseñó el príncipe Enrique en sus memorias, tituladas En la sombra. Fue en este castillo donde, en el verano de 1997, el ahora duque de Sussex y su hermano mayor y heredero al trono, Guillermo, se enteraron de la muerte de su madre, la princesa Diana, en un accidente de tráfico en París (Francia).

Pero Balmoral no es la única oferta turística novedosa que la casa real británica tiene para este verano. Así, tras cinco años cerrado por los trabajos de remodelación, el ala este del Palacio de Buckingham, en Londres, será abierta a los visitantes, incluyendo el famoso balcón donde la familia real se reúne para saludar a sus súbditos en ocasiones señaladas como las coronaciones, el cumpleaños del soberano o las bodas.

Los visitantes también podrán recorrer por primera vez el corredor principal, el pasillo que atraviesa el ala y contemplar las obras de arte que cuelgan de sus paredes, incluidas piezas pintadas por el artista del siglo XVIII Thomas Gainsborough.