El plan de Sanidad contra el tabaco: subida de precios y prohibido fumar en las terrazas

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El empaquetado neutro, que Australia aprobó hace 13 años, elimina colores y logotipos de las cajetillas
El empaquetado neutro, que Australia aprobó hace 13 años, elimina colores y logotipos de las cajetillas

Los vapeadores sin nicotina tendrán la misma consideración que los cigarrillos

08 abr 2024 . Actualizado a las 13:09 h.

El Ministerio de Sanidad le presentará a las comunidades en la Comisión de Salud Pública del jueves su plan antitabaco, que incluye un incremento de precios y la reducción de los espacios en los que todavía está permitido fumar, entre otras muchas medidas.

El Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (PIT) 2024-2027 recupera en gran medida el que estaba elaborado desde hace dos años y quedó pendiente antes de la elecciones generales. Está destinado a «seguir incrementando estos espacios libres de emisiones y así conseguir que una persona no fumadora pueda desempeñar su día a día sin verse expuesta». Para ello se fijan cinco metas y 22 objetivos, según el primer borrador, elaborado con la aportación de las sociedades científicas, al que ha tenido acceso a la agencia Efe. 

Terrazas y marquesinas. Este proyecto incrementa los lugares comunitarios y sociales al aire libre en los que ya no se podrá fumar, aunque no detalla que sean las playas o los vehículos particulares, como hacía el plan anterior. Sí pone el acento en la necesidad de concienciar sobre el tabaco «en ciertos espacios cuando se convive con alguien más, especialmente niños y niñas y personas con problemas de salud». El secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, señaló este lunes que los lugares concretos se definirán en la nueva ley, aunque apuntó que «pueden estar sobre la mesa» las marquesinas y las terrazas.

Precio. Algunos estudios indican que subir el precio del tabaco un 10 % reduce su consumo entre un 4 y un 5 %. El problema aquí es que los deseos de Sanidad tienen que casar con los planes de Hacienda, porque el Estado español recauda con el tabaco unos 7.000 millones de euros al año. Aunque tampoco se puede obviar que las comunidades autónomas gastan cada ejercicio unos 8.000 en lidiar con las consecuencias sanitarias de sus consumo. 

Ni humo ni aerosoles. Para el ministerio, el objetivo de los vapeadores «es intentar hacer un lavado de cara del consumo de nicotina» y resultan especialmente atractivos para la juventud porque dan «una imagen más tecnológica» que transmite una menor sensación de riesgo para la salud. Por tanto, y dado que son una puerta de entrada al consumo de tabaco, lo que pretende es equipararlos a los cigarrillos en cuanto a restricciones, tanto los que llevan nicotina como los que no. 

Las cachimbas. Las pipas de agua, shishas o cachimbas, tan populares en algunos países árabes, en España estaban reducidas a teterías y otros locales de ambiente moruno. Pero en los últimos años han dado el salto a todo tipo de establecimientos de ocio nocturno como un símbolo de supuesta modernidad y aparente estilo. Sin embargo, para el departamento que encabeza Mónica García es «una fuente de consumo ocasional» y, por tanto, una «puerta de entrada a la adicción», que «presenta riesgos añadidos al consumo de tabaco». 

Empaquetado genérico. Las tabaqueras lo critican porque, según ellas no ha sido efectivo y facilita las falsificaciones, pero todos los expertos coinciden en que la imagen de las marcas tiene mucha influencia, sobre todo al inicio del hábito. Por eso se propone que las cajetillas sean todas iguales, de un color nada atractivo y con llamativas imágenes que muestran los estragos de fumar. 

Tratamientos. Sanidad aboga porque los tratamientos para dejar el tabaco se incluyan en la cartera de servicios común del Sistema Nacional de Salud. Además también propone flexibilizar los criterios de acceso porque hasta la fecha solo se le ofrecen medicamentos como el Todacitan a quien ya intentó, sin éxito, dejar el hábito. 

Contaminación. Las colillas en las calles contribuyen a normalizar el consumo de tabaco y son una fuente de contaminación, por lo que el objetivo es erradicarlas en la vía pública.

La ciudad de Brooklyn gana en los juzgados y los nacidos en este siglo nunca podrán comprar cigarrillos legalmente 

Cada vez hay más administraciones que van por la vía de la edad para acabar con la epidemia de tabaquismo. Es lo que se denomina generación libre de tabaco. Quieren encapsular el consumo en las personas que ya son adictas e impedir que la tabaqueras recluten nuevos clientes. La última ha sido la ciudad de Brooklyn, en Estados Unidos, que ha ganado un pleito en la Corte Suprema de Massachusetts y podrá mantener la prohibición de venderle tabaco a toda persona nacida después del 1 de enero del 2000.

La ley, aprobado en noviembre del 2022, penaliza la venta a estas personas, no la posesión o el consumo, porque fumar no está tipificado como delito independientemente de la edad del consumidor.

«Esta decisión garantiza el derecho de las ciudades de Massachusetts a proteger la salud de sus residentes mediante la eliminación gradual de la venta de tabaco», señaló Katharine Silbaugh, la doctora en derecho de la Universidad de Boston que promovió la ley contra la que pleitearon hasta llegar a la máxima instancia dos vendedores minoristas. Alegaban que esta ley de la ciudad se contradecía con otras normas superiores de ámbito estatal.

«Esto indica que hemos pasado de mitigar la muerte y las enfermedades causadas por el tabaco a ponerle fin», declaró Laurent Huber, el director ejecutivo de Acción sobre el Tabaquismo y la Salud.

Nofumadores.org

La sentencia le ha servido de recordatorio a la organización Nofumadores.org para reiterarle a la ministra de Sanidad, Mónica García, su petición de una legislación más valiente.

«Libre de humo se ha convertido en el eslogan de las tabaqueras para promocionar sus nuevos productos de tabaco y nicotina. Por eso es importante la distinción. No se trata ya tan solo de proteger a las nuevas generaciones del tabaquismo pasivo, sino de impedir su inicio al consumo de tabaco y nicotina y evitar así una adicción de por vida, de la cual les resultará muy difícil salir», recalca Raquel Fernández Megina, presidenta de la entidad, que junto a otras 60 ha firmado al declaración Endgame, destinada a acabar con un negocio que mata a más de 60.000 personas al año en España. Le piden al Gobierno que sitúa al país entre los pioneros del mundo eliminando gradualmente la venta de tabaco y nicotina a los nacidos a partir del 2007.