Amara Caruncho, diseñadora gallega premiada en la Fashion Week de Madrid: «En todo lo que hago y en cómo lo hago hay un pouquiño de retranca»

SOCIEDAD

La creadora, de Santiago, fundó Coconutscankill en el año 2018

15 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Un coco puede matarte. La idea, que en cuatro palabras comprende lo «absurdo» de la vida misma, empezó a rondar la cabeza de Amara Caruncho (Ferrol, 1997) cuando solo tenía 12 años. Ya entonces sabía que sería diseñadora, y a ello de puso: a los 18, se mudó a Madrid para estudiar Diseño de Moda en la ESNE (Escuela Universitaria del Diseño y la Innovación) y en tercer año se unió al equipo de Heridadegato. Su primera colección fue exhibida en el 2019 en el Showroom Samsung EGO, el espacio que la semana de la moda madrileña destina a los talentos emergentes. Cuatro años después, acaba de ganar el Premio Allianz EGO Confidence in Fashion en la 78.º edición de la pasarela. 

—El jurado ha destacado la evolución y madurez de su propuesta.

—Sí, creo que era el momento perfecto para que esto sucediera. La marca ha ido cambiando, antes era mucho más artística, casi únicamente, siempre muy conceptual e inspirada en eventos o facetas de la sociedad que me parecían interesantes. Me servía también como un altavoz y una crítica hacia cosas que a lo mejor no me parecían bien. Ahora sigue manteniendo esa vena artística, ecléctica, con muchísimo color y muy expresiva, pero ha ido introduciendo un poco más de innovación de materiales y también esa parte comercial. He dio aprendiendo a equilibrarlo todo.

—El premio también puso en valor la tarea de investigación tras cada una de las creaciones. ¿De qué manera la aborda?

—En primer lugar, investigación conceptual: escojo un tema. Pero, además, últimamente me he dedicado a investigar materiales, la mezcla de los mismos y sus posibilidades para encajarlos, con más de artesanía que de costura. Ha sido un reto muy bonito incluir diferentes elementos como el plástico, el mimbre, el vidrio y el metal e incorporar tejidos que también recuperados de deadstock, conseguir que la mezcla no quede exagerada, que realmente haya conexión, que no se vea forzada. El mundo objeto aporta mucho también una colección textil y me está gustando mucho esa parte más experimental que estamos desarrollando ahora.

—¿De qué manera incorpora estos materiales —cristal, vidrio, mimbre— en sus prendas?

—Ahora mismo, en complementos. Hicimos una colección de joyería con vidrio en colaboración con una artista de Barcelona que se llama Pia. El mimbre lo incluimos en unas bolsas de compra de plástico de los años ochenta, reforzadas y recubiertas estéticamente para recuperar también esas piezas. Y en las próximas colecciones mi intención es incluir metales, o el mimbre incluso, dentro también de la prenda textil, tengo que ver cómo, pero me está llevando hacia ahí.

—¿Qué hay de Galicia en Coconutscankill?

—Siempre hay un poco de retranca en todo lo que hago y en cómo lo hago, en todo lo que expongo y explico y en cómo lo explico.

—Mencionaba los tejidos «deadstock» y produce bajo demanda. La sostenibilidad parece ser marca de la casa.

—Los deadstock normalmente son excedentes de grandes marcas, que encargan metros y metros de sus bordados y prints propios, o simplemente de puntos lisos, y les sobran. Son telas con calidad muy alta, porque suelen venir de casas importantes. Me interesa mucho esto, porque normalmente son tejidos de otras épocas y porque se les da una nueva vida. También el upcycling, que es coger una pieza ya existente y reinventarla cambiando algún elemento, ya sea estético o funcional. Y sí, la marca funciona bajo pedido. No vamos a realizar nada que no se vaya a vender.

—¿Qué se está reclamando desde el sector a los nuevos creadores?

—Venimos de una época muy de tendencia, de repetir, de copiar, de reproducir cosas ajenas. Y creo que ahora eso se valora menos, porque se está volviendo a tener muy en cuenta lo artesanal, lo especial; están surgiendo muchísimas marcas pequeñas, resurgiendo ese tipo de negocio más reducido. Ahora se está valorando un poco más esa creatividad, esa individualidad del diseño, la visión propia. Y, siempre, claro, se pide rapidez en el trabajo.

Una colección centrada en el paso del tiempo y en el apego

Explica Caruncho las líneas maestras de la propuesta con la que, además de embolsarse 6.000 euros, ha conseguido asesoramiento empresarial de la Universidad de Diseño y Tecnología (UDIT) y un pase directo a la próxima edición de la gran pasarela de la moda en España, que tendrá lugar en el mes de febrero: «Fue básicamente una vuelta de la marca, que durante la pandemia mantuve parada. La colección se centró en el paso del tiempo y en el apego humano, en este caso, el apego que tenía la propia marca a sí misma. Utilicé diferentes técnicas que ya había usado en otras colecciones, revisitándolas e introduciendo nuevos materiales. Jugamos sobre todo con la superposición de diferentes capas y con las transparencias, y hay muchísimo color y prints, algunos ya hechos y otros de tie dye. Diría que es bastante fuerte de composición y de color, hay que ser bastante atrevido para ponerse alguna de estas prensas».

—¿Amara Caruncho se viste de Coconutscankill?

—No. Yo soy un desastre. Me visto mucho con ropa de mi madre, de mi novio y de segunda mano, unas mezclas un poco locas. Me da como respeto ponerme mi ropa. Veo estas piezas también como una obra de arte y me gusta verlas en otras personas.

—¿Qué supone este premio?

—Además de la ayuda económica y de la visibilidad que nos da, a mí y a todos mis colaboradores, supone un empuje emocional grande, un «lo estás haciendo bien, sigue por ahí».

—¿Se puede vivir de una marca pequeña?

—Ahora mismo también doy clases de moda y me está gustando mucho, y no veo un impedimento complementarlo. Me está interesando mucho escuchar lo que tienen que decir los alumnos y estoy muy sorprendida, porque es el primer año que me dedico a esto, así que en caso de que la marca vaya funcionando mejor tampoco creo que dejase la docencia.