Evaristo y Tropa do Carallo, la fórmula para jubilarse en esto del punk con total dignidad

Serxio González Souto
Serxio González VILAGARCÍA / LA VOZ

SOCIEDAD

Pasado, presente y futuro se funden en el festival Revenidas con una transición sin pausa entre el fundador de La Polla y el poderoso amanecer de Fillas de Cassandra

09 sep 2023 . Actualizado a las 10:44 h.

La última vez que Evaristo Páramos (Guillarei, 1960) visitó Revenidas corría el verano del 2019, cuando la pandemia que tantos follones le acarrearía meses más tarde no era ni siquiera un rumor. La voz de La Polla Récords, legendarios fundadores del punk ibérico desde su feudo alavés de Agurain, comandaba entonces Gatillazo, una banda que ha quedado orillada, probablemente de forma definitiva. Evaristo, que en junio cumplió 63 años, sigue haciendo lo de siempre. Cuarenta años de estiba en el ámbito de la tralla pasan su factura, y su última encarnación responde en buena medida al transcurrir del tiempo. Su gente —el incombustible Abel Murua, que sigue al bajo, Tripi a la batería, y Alberto y Kako a las guitarras— responde, en lo fundamental, a la formación con la que La Polla remató su multitudinaria gira de despedida. Una cuadrilla de veteranos que hoy militan en otro grupo, cuyo nombre alude a esa pandilla disfuncional, descerebrada e intraducible que aquí, en la lengua del fin del mundo, se denomina Tropa do Carallo.

Solo ellos serían capaces de sintonizar Horóscopo, una canción olvidada de Manolo Escobar, como introducción a lo que ayer, a eso de las siete y pico de la tarde, estaba por llegar en el festival de Vilaxoán. Las texturas musicales han avanzado, con zarpazos de punk rock modernete, fraseos a lo Pistols en plan homenaje e incluso algún devaneo con el hard rock. La altura del tono se ha moderado —la garganta ya no está como para cantar a pleno pulmón Carne para la picadora— aunque no lo afilado de las letras, que siguen donde estaban, planteando un mundo en verde y madridista como solución a los problemas del planeta, y la sospecha permanente de que nos están tomando el pelo.

«Todo el mundo tiene la culpa menos los que de verdad la tienen». Con frases como esta se pasea Evaristo por el escenario, con oficio, gestualidad de vodevil desmadrado y un magnetismo que no dejó de atraer público en la hora escasa en la que su Tropa del Carallo defendió su, hasta ahora, único disco: Qué hostias andáis!, 18 temas de factura diferente que ganan con cada escucha. «No os preocupéis, he perdido el 45 % en cada oído, pero no ha sido de trabajar», confiesa el autor de Por lo tonto, una genialidad, o ese nuevo himno a la emigración que es Fóra da terra.

Es probable que Evaristo y su tropa tuviesen que agarrar la furgalla y continuar ruta hacia su siguiente destino al poco de bajarse del escenario de Vilaxoán. Si no fue así, habrán tenido la oportunidad de escuchar a Fillas de Cassandra, otra poderosa demostración de la semilla de futuro que encierra el canto tradicional gallego y dejó con la boca abierta a un par de crestas que botaban bajo el lema No somos nada. El futuro ya está aquí y los que lo guían han roto la baraja. Aunque igual no está todo perdido.