Los expertos piden que Miñones lance la ley del tabaco, atascada con Illa y Darias

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

En EE.UU. fuman el 2 % de los adolescentes, y en España, más del 20 %

02 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En Estados Unidos fuman aproximadamente el 2 % de los adolescentes y en España más del 20 % a partir de los 15 años, un porcentaje que alcanza el 30 % entre los 25 y los 34 años. Pese a que el consumo del tabaco sigue a la baja, las entidades que pelean para reducir y en última instancia erradicar su consumo creen que ha llegado el momento de actuar, porque se acumulan ya varios años de retraso.

La ley del 2005, reformada en el 2010, puso a España a la cabeza de Europa y tuvo unos resultados innegables, pero hace tiempo que se quedó obsoleta y pide a gritos la implementación de medidas más ambiciosas. Sin embargo, tanto Salvador Illa como ahora Carolina Darias abandonaron el Ministerio de Sanidad sin explicar muy bien por qué dejaban la ley «secuestrada en un cajón», tal como denuncia el presidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT), Andrés Zamorano. «Había un consenso entre todas las asociaciones y un proyecto superambicioso diseñado por los propios técnicos de Sanidad con un respaldo brutal», añade Ubaldo Cuadrado, vicepresidente de No Fumadores, que también le reclama al nuevo ministro, José Manuel Miñones, que no ceda ante los poderosos grupos de presión que tiene enfrente y que someta la ley de una vez a la aprobación del Consejo de Ministros para iniciar su tramitación parlamentaria.

Para la representante de la Sociedad Española de Cardiología en el CNPT, Regina Dalmau, la importancia de la ley radica en que «promueve el control y la reducción de la epidemia del tabaquismo». Destaca que esta es «la principal causa de muerte y enfermedad prematura» y también responsable de «enfermedades que deterioran mucho la calidad de vida».

Zamorano pone el acento en que lo más complejo a nivel técnico, que es el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2022-2025, está hecho y solo falta voluntad política para resistir las presiones y aprobar una ley que, a su juicio, debe implicar «una gobernanza única del plan» encargada «directamente a Presidencia del Gobierno», dada la gran cantidad de ministerios que están implicados.

«Cada vez se fuma menos en España, pero seguimos por encima de la media europea. Es la primera causa de muerte evitable (casi 60.000 muertes al año) y cualquier ministro que llegue debería atender a eso: ¿qué es lo que provoca más muertes y cómo lo evito? Porque el 70 % de los fumadores quieren dejarlo, solo que hay una sustancia muy adictiva, la nicotina, que no les deja», detalla Zamorano, que esta misma semana atendió en su consulta médica de Villaluenga de la Sagra (Toledo), durante más de media hora a cada uno, a un padre de 50 años y su hijo de 18 comprometidos con la idea de dejarlo.

El joven había oído hablar de la citisina, el último medicamento y parece que el más efectivo para deshabituarse. Una herramienta que el médico ve como el complemento perfecto de una terapia cognitivo-conductual, porque se ha demostrado que es un medicamento seguro y eficaz con el que «se multiplican por mucho» las opciones de éxito. De ahí que confíe en que Miñones, por su condición de doctor en Farmacia, tenga en cuenta a las oficinas farmacéuticas, porque se muestra convencido de que cualquier profesional de la salud está dispuesto a comprometerse con esta causa.

Frente a todos estos recursos y buenos deseos, según Zamorano, están las multinacionales tabaqueras, «a las que les interesa que la gente fume lo que sea». Por eso asegura que en los países pobres van a seguir vendiendo los cigarrillos convencionales lo más barato que puedan y en sociedades más desarrolladas, como la española, tienen que buscar nuevos productos sobre todo destinados a los más jóvenes, como son los vapeadores y las distintas formas de cigarrillos electrónicos. «Es que estamos ya en la quinta o en la sexta generación, los que se encienden solos al dar la calada y tienen forma de rotulador, de USB..., por lo que pensamos que se dirigen ya no solo a los jóvenes sino a los propios niños», se queja el presidente del CNPT.

Vapeadores en bazares

«Hay un marco muy potente que los ampara, pero la ley debe situarlos en su lugar porque no son para nada productos inocuos», añade Dalmau, mientras que Ubaldo Cuadrado se muestra incluso más tajante, «porque hay niños de 11, 12 y 13 años comprando libremente vapeadores en bazares sin ningún tipo de control».

A su juicio, toda esta situación solo se explica por las enormes presiones de la Mesa del Tabaco: «Dicen que nosotros somos un lobi y no tenemos ni un duro. Hostelería de España funciona como un grupo frontal de las tabaqueras del que son socias la propia Mesa del Tabaco y Philip Morris y que defiende los intereses de estas con el argumento de siempre de que se va a arruinar a la hostelería. Y luego está Extremadura, que produce el 98 % del tabaco de España, un cultivo que encima está subvencionado. Estamos subvencionando el tabaco con dinero público», denuncia el vicepresidente de No Fumadores, para quien «la inacción de Illa y Darias está teniendo consecuencias bastante graves».

Para Cuadrado, la nueva ley debe incluir un incremento del precio de entre el 100 y el 150 % «porque está demostrado que cada euro de subida expulsa a un número de fumadores y previene la entrada de otros» y, sobre todo, «una hostelería 100 % libre de humo», como ocurre en Australia y Nueva Zelanda, por ejemplo, mientras en España «la Comunidad de Madrid está prácticamente en rebelión y ni siquiera se cumple la ley actual». Para él, los perímetros de los colegios y los estadios de fútbol son fundamentales, pero las terrazas todavía más, porque «tienen un valor de símbolo». El objetivo final es que «España deje de oler a tabaco. Victoria Beckham decía que olía a ajo. Ojalá huela más a ajo», dice Cuadrado, porque a los visitantes llegados de algunos países cada vez les choca más la permisividad que hay con el tabaco en España.

«Los niños no nos deberían ver fumar ni vapear a nadie» y el objetivo debe ser que «los nacidos a partir del 2010 no puedan comprar tabaco nunca», incide Zamorano, para quien «los únicos que se oponen a esta ley son las tabaqueras, los estancos y toda la cadena que ve en peligro su negocio». Ni siquiera cree que los retrasos se deban a la impopularidad de la medida y sus posibles costes políticos. «Zapatero haría mal otras cosas, ahí no entro, pero con esta ley se coronó», dice el médico, para quien la normativa del 2005, que según los críticos iba a acabar con la hostelería, al final no supuso una carga electoral para el Gobierno, más bien al contrario, porque se le vieron enseguida todas sus ventajas.

En general, los tres activistas coinciden en que es necesario desnormalizar el uso del tabaco en los espacios públicos y aplicarles a todos los productos las mismas medidas restrictivas de los cigarrillos clásicos.

Para Dalmau «es importante generar en la población conciencia sobre el tabaquismo pasivo», porque «fumar en espacios compartidos aunque no sean cerrados plantea un problema de salud pública». Considera vital ampliar las prohibiciones sobre todo a «terrazas y seudoterrazas, como hay muchas que tienen varios parapetos y no cumplen los requisitos de la ley para ser considerados espacios abiertos».