El actor Michael Douglas protagoniza la miniserie «Franklin»

Raquel Fernández CANNES / EFE

PLATA O PLOMO

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Apple TV+ estrena esta nueva producción de ocho episodios

12 abr 2024 . Actualizado a las 09:56 h.

Franklin, la miniserie de Apple TV+ que viaja al siglo XVIII para contar los años que pasó en Francia uno de los padres fundadores de Estados Unidos, Benjamin Franklin, es para su protagonista principal, Michael Douglas, un recordatorio de lo frágil que es la democracia.

La trama se retrotrae a la década de 1770 y aborda, seis semanas después de la firma de la Declaración de Independencia de EE.UU. (1776), cómo los ‘padres fundadores’ de ese país pidieron a Franklin que cruzara el Atlántico para buscar un aliado clave en el que entonces era el más poderoso de los regímenes aristocráticos, Francia.

Gracias a su trabajo diplomático, el rey francés Luis XVI decidió apoyar a esa «incipiente democracia», algo que era «extraordinario» por el riesgo que suponía, detalló Douglas en una rueda de prensa a la que acudió todo el reparto de la serie con motivo de su preestreno en el festival Canneseries.

Esa visión histórica es para el joven Noah Jupe, que da vida a William Temple Franklin, una parte «muy interesante» de la historia de la que «nadie había oído hablar antes», pese a que «todo el mundo sabe quién es Benjamin Franklin» y a que «todos hemos visto billetes de cien dólares» en los que aparece su efigie.

En esa misma línea, la francesa Ludivine Sagnier, madame Brillon en la ficción, destacó la oportunidad que la narrativa da para «sacar a la luz a mujeres de la historia», cuyo transcurso es «siempre recordado por los hombres», recordando sus nombres y sus hechos. En el caso de Brillon, matizó, era una mujer burguesa pero también «sentía vergüenza de ser artista» por la época en la que le tocó vivir.

Si todos estos puntos en blanco de la historia a los que la narrativa audiovisual trata de dar color se trasladasen a la contemporaneidad en ojos de Franklin, Douglas afirmó con rotundidad que estaría «extremadamente decepcionado por la distorsión de república o democracia en que se ha convertido Estados Unidos», en referencia a la situación política de su país.

Durante los ocho episodios de la miniserie, de los que el público podrá ser testigo en la pequeña pantalla a partir del próximo viernes, el Palacio de Versalles es la localización estrella.

Ese enclave real permitió que la producción se desarrollará en tan solo dos ubicaciones, algo no necesariamente frecuente en las series de época, expuso el también conocido por sus papeles en Wall Street o Fatal Attraction (Atracción fatal).

Allí el elenco de actores compartió 165 días de rodaje en los que el recuerdo más destacado que conservan de la grabación ocurrió en la que fue la alcoba de Louis XVI. «Hubo un momento en el que todos nos detuvimos y dijimos '¿Hola? No hay negocio como este'», relató entre risas el actor protagonista de Franklin.

«Fue una gran impresión estar de repente en el siglo XVIII, en el Salón de los Espejos, con 300 figurantes (vestidos) de época», añadió Thibault de Montalembert, que interpreta al político y diplomático Charles Gravier de Vergennes.

El mayor reto para los intérpretes anglófonos fue tener que grabar escenas en francés, lengua que desconocían y para la que recibieron clases de preparación previas.

Algunos como Daniel Mays -Edward Bancroft en la serie- se consideran afortunados por solo haber tenido que grabar un par, mientras que Jupe tuvo que hacer frente a un francés fluido en una secuencias al principio del rodaje.

Como anécdota, Douglas, que reconoció hablar mal francés, pero hablarlo al fin y al cabo, compartió que fueron varios los críticos que le señalaron que estaba «sobreactuando» su personaje porque hablaba «muy mal francés». A lo que él les respondía con confusión: «Bueno, gracias».

En cambio, los francófonos, expuso Sagnier -y asintieron el resto-, trabajaban la mayor parte del tiempo en inglés, pero «jugaban en casa» al ser Francia el centro donde se desarrolló el proyecto.

Esta miniserie, a la que Douglas describió como la «mejor producción» en la que ha participado, está inspirada en el libro Una gran improvisación: Francia, Franklin y el nacimiento de América, de Stacy Schiff. 

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