El efecto dominó en el precio de las cañas en Santiago: ¿por qué los bares las han subido hasta veinte céntimos en las últimas semanas?

C. N. SANTIAGO / LA VOZ

VIVIR SANTIAGO

Ambiente de una terraza en la Plaza de Abastos.
Ambiente de una terraza en la Plaza de Abastos. Sandra Alonso

Desde enero, varios establecimientos de la zona vieja compostelana han incrementado entre diez y veinte céntimos el coste de las cervezas de barril

26 feb 2024 . Actualizado a las 17:01 h.

Recorrer los bares de Santiago en busca de las cañas más baratas es como caminar en el interior de un videojuego. En el circuito de locales compostelanos, el premio es la mejor cerveza low cost. No es tarea sencilla: en una ciudad en la que el coste del ocio crece como la espuma —nunca mejor dicho—, encontrar alternativas que se mantengan inmutables a la inflación cuesta. Seguramente, quien se haya sentado en una mesa de la zona vieja durante las últimas semanas haya notado cierta variación: los bares del casco histórico han subido unos cuantos céntimos a las cañas desde que comenzó el año, situándose la gran mayoría alrededor de los 2,50 euros. En los pubs llegan hasta los tres y, en el resto de rincones de la ciudad, depende del sitio y de sus características.

Pero, ¿a qué se debe este incremento y por qué ahora? Teniendo en cuenta la tendencia que se estila en los locales consultados por este medio, parece una especie de efecto dominó. Tomando como referencia el mes de enero, la gran mayoría han tenido que incrementar entre diez y veinte céntimos el precio de las cañas. Si los bares vecinos lo hacen, ¿por qué quedarse atrás? Como ya es habitual, influye la inflación y el coste que supone para ellos comprar los barriles. Lo explican, por ejemplo, desde el mítico bar Orense, en la Rúa da Raíña, local en el que subieron —como en el resto de los situados en una de las calles de tapas por excelencia de la ciudad— diez céntimos este mismo mes de febrero. Pasaron de los 2,10 que costaba hasta los 2,20 que cuesta ahora, aunque no es la primera vez que el precio sube. «Desde hace tiempo tenemos que subir diez céntimos cada dos años, en cuanto lo hace el precio del barril de cerveza», explican.

Tirando por la misma calle y continuando la ruta de esos locales que se llaman de toda la vida, algo similar ha hecho el bar Coruña. Con la entrada del 2024 subieron en veinte céntimos el precio de las cañas, pasando de los 2,50 a los 2,70 que cuesta desde hace menos de un mes. Un par de semanas sin pisar el sitio de confianza bastan para que el precio de la bebida más demandada haya subido de precio. En el bar Medusa, situado en la Praza de Salvador Parga, el precio que tiene ahora la cerveza, de 2,40 euros, es diez céntimos superior al que tenía cuando comenzó el mes, que era de 2,30. Se acerca así a las cartas que se imponen en otros locales de la zona, como el Riquela, donde se sirven a 2,50 euros, o La Flor, donde el precio también es de 2,50 desde principios del verano. Eso sí, en ambos lugares con sus respectivos pinchos, aceitunas o patatas fritas. 

En Pepa A Loba demuestran aquello que hace falta ver para creer. Hasta hace menos de un mes, el bar, localizado en la Rúa do Castro, era una excepción a cualquiera de las normas económicas imperantes en la zona vieja, siendo uno de los pocos lugares en los que se podían encontrar las cañas a dos euros. Recientemente, con la subida que está azotando al casco histórico compostelano, ese precio que se podía pagar con una sola moneda ahora tiene que costearse con dos: han subido la caña a 2,20, lo que supone un incremento de veinte céntimos. Desde el local explican que, «debido a que han subido los gastos», todas las bebidas cuestan más ahora que en el mes de enero.

En otros bares del casco histórico admiten no haber modificado los precios desde hace meses, pero se mantienen alertas por si el coste que les supone a ellos el producto como hosteleros sigue en aumento. Es el caso del mítico bar La Tita, donde las cañas, acompañadas por su famoso pincho de tortilla —cocinado con aceite de oliva, cada vez más caro— cuestan 2,80 desde hace poco menos de un año. Antes, el precio era de 2,40 —pasó también por 2,70—, aunque desde el establecimiento indican que la clientela comprende la decisión. Buscando alternativas que se sitúen por encima de estas cantidades tan solo hay excepciones. Lo cierto es que, pese a la subida, la tendencia mayoritaria es que una caña en el casco histórico cueste alrededor de los 2,50 euros. 

Aunque el aumento de los precios no es una novedad en Santiago, el techo lo está alcanzando en este momento. En un reportaje publicado por La Voz en el 2014, la rara avis era que las cañas costaran «incluso dos euros». Lo que ahora se tendría como una alternativa low cost, hace diez años era una cantidad abusiva. Se hablaba en ese texto de que todavía existía la posibilidad de disfrutar de una caña por un euro y de que en un bar de San Pedro las servían a 1,20, «un pelín más cara que en otros locales».