Un segundo de vandalismo y cien horas para restaurar el peto de ánimas de Cacheiras

emma araújo SANTIAGO / LA VOZ

TEO

XOAN A. SOLER

Xabier Bernárdez duda que se pueda eliminar toda la pintura de la piedra

14 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Inconsciencia, ignorancia, gamberrismo o venganza pueden ser las razones que llevan a vandalizar un bien patrimonial, un atentado que en apenas un segundo puede provocar daños muchas veces irreversibles y cuya subsanación necesita muchas horas de trabajo. Todo esto queda patente con los trabajos que desde hace una semana afronta Xabier Bernárdez, que a la limón con la también restauradora Alba Losada están eliminando con sumo cuidado la pintura roja que alguien arrojó el pasado octubre sobre el peto de ánimas de Cacheiras (Teo), una pieza catalogada por Patrimonio, identificada como tal en el Plan Xeral de Teo y que ya había sido restaurada en los años 1987 y 2009.

Este peto de ánimas, que cambió su ubicación tras las obras de acondicionamiento de la carretera, está en uso, por lo que resulta bastante habitual verlo con flores que depositan los vecinos de la zona, que ahora se acercan con cierta curiosidad para ver la evolución de los trabajos. Allí se encuentran con Berna y Alba, que tras analizar el tipo y la cantidad de pintura arrojada llegaron a la conclusión de que la mejor forma de afrontar la restauración es diluir poco a poco toda la pintura para que cuando lleguen a las capas pegadas a la piedra poder eliminar el mayor número de pigmentos sin dañar el granito ni la poca policromía que aún conserva este peto. 

Con mucho trabajo por hacer, el restaurador contratado por el Concello de Teo cree que no será posible eliminar toda la pintura y que esta, al ser de color rojo, no pasará desapercibida, sobre todo porque el granito en el que está esculpido el peto es de una tonalidad bastante clara. Y no solo eso, ya que tras la vandalización del pasado octubre se produjo una segunda, en este caso con pintura en espray, también roja, con la que escribieron las palabras «Ama Cristo Ama M.» en la parte superior de la piedra, en la parte que se había salvado del primer atentado.

Como experto en restauración y conservación tras formarse en Pontevedra, a Xabier Bernárdez le gustaría saber quien dañó el peto, no tanto por la sanción que pueda recibir sino por el hecho de que, según su criterio, la mejor forma de combatir estas prácticas es concienciar de que un bien común debe cuidarse. Su afán divulgador también lo aplica mientras trabaja, ya que, «dentro dun límite», no le molesta que cualquiera se acerque a preguntarle qué está haciendo y por qué. «Son máis conservador», dice, y eso implica apostar «pola divulgación», concluye.

«Hai que ir con moito coidado para preservar a policromía que lle queda»

Que hace falta mucha paciencia para restaurar un bien patrimonial queda claro cuando Berna entra en detalle sobre toda la faena que esconde un trabajo como la que están acometiendo en el peto de Cacheiras. Reconoce que la técnica para eliminar tanta pintura roja es sencilla pero necesita mucho tiempo. Ambos restauradores dedican una media de entre tres y cuatro horas cada día.

Explica que para retirar una capa de residuos tan gruesa tienen que utilizar «disolventes que remexen a pintura pouco a pouco e sen penetración. Aplicámola con hisopos, que son como bastonciños de algodón para despois, xa con brochiñas de pelo moi pequeno, facerlle un lavado á pedra». «O proceso, máis que dificultoso e lento, e tes que ser moi constante porque cando pasas o hisopo xa se pon vermello enseguida. Para facerse unha idea do que estamos facendo, calcula que cada vinte minutos gastamos uns cincuenta hisopos», añade.

Tanta minuciosidad es necesaria porque «hai que ir con moito coidado para non estragar a pedra e preservar a policromía que queda no peto». Para conseguirlo calcula que bien podrían necesitar unas cien horas de trabajo, lo que implica que para conocer el resultado final y saber si finalmente se pueden eliminar todos los restos de pintura necesitarán en torno a una semana más.