Vecinos de Vite, en Santiago, esperan desde hace 10 meses por la licencia para un ascensor: «Salimos a la calle lo necesario, porque las rodillas no dan para más»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Alba Furelos Fontela

Urgen celeridad a Raxoi para un edificio con mayores con movilidad reducida

28 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los vecinos del número 18 de la rúa García Lorca, en el barrio compostelano de Vite, pensaron ingenuamente que la licencia municipal que solicitaron en julio del año pasado para instalar un ascensor en el edificio y renovar su fachada sería un trámite administrativo relativamente rápido. Creían que ya estaban al final de un largo proceso en el que tuvieron que ponerse de acuerdo para afrontar las obras, recaudar el dinero necesario, encargar proyecto y buscar constructor. Pero nada más lejos de la realidad.

Casi un año después de pedir la licencia siguen sin noticias del Ayuntamiento de Santiago. Manuel Tarrío, presidente de la comunidad de propietarios, asegura que «cuando vamos a Urbanismo lo único que nos dicen es que está en proceso». Y la espera continúa. «No nos dicen cuándo nos darán la licencia», pero tampoco «si nos falta algún papel. Nada de nada», lamenta.

Alba Furelos Fontela

Mientras tanto, los residentes del edificio de 16 viviendas aguardan impacientes la instalación del elevador, que cada día se hace más necesario. Salvo en el caso de uno de los pisos, que se vendió hace unos pocos años y en el reside la hija del actual presidente de la comunidad —una de las que nacieron en el bloque de viviendas—, los demás los habitan las mismas personas que fueron adjudicatarias de las viviendas hace más de cuarenta años. «Entonces éramos jóvenes, subíamos y bajamos las escaleras sin problemas, pero tenemos 46 años más encima», explica una de las residentes de 80 años. «Seguramente me tengan que operar de la rodilla, como a mi vecina».

Con más o menos los achaques propios de la edad, la mayoría de los residentes superan los 70 años, y algunos tienen dificultades de movilidad. Debido a lo duro que se hace bajar y, especialmente, subir los escalones, algunas de las residentes limitan las salidas a la calle a «lo más necesario, porque las rodillas no dan para más», recalca otra vecina. «A mi mujer la operaron hace poco, y cuando hay que llevarla a revisiones tienen que venir varios para poder bajarla por las escaleras. Da miedo ver toda la maniobra», describe Manuel.

Las obras proyectadas superan los 200.000 euros. Los 16 vecinos del edificio de cuatro plantas tuvieron que hacer «un esfuerzo para tener todo el dinero», porque «sin todos los cuartos, las obras no se hacen. Ahora los vecinos me preguntan cuándo empiezan, y ya no se que decirles».

Todo listo para las obras

El edificio dispone de un espacio amplio en el hall de entrada y en cada uno de los rellanos para colocar la maquinaria del ascensor, por lo que la obra interior no será excesivamente problemática. Además, el proyecto incluye el arreglo de todas las fachadas del bloque. Tarrío apunta que «el proyecto ya está pagado, y también pagamos ya la licencia, porque cobran por adelantado», pero, insiste, «no hay forma de que nos digan cuándo harán su trabajo y nos darán la licencia».

Por la experiencia que les llegó de otras comunidades de propietarios, sabían que esa autorización no es un proceso rápido en Santiago, pero creyeron que, al tratarse de un edificio con tantos vecinos mayores, en el Concello serían «más sensibles»

El constructor le asegura que «empezará inmediatamente después de que esté la licencia lista». Sostienen que «al menos, eso es una tranquilidad». Incluso, en previsión de que hubiera retraso, «el contrato con la constructora está cerrado en un precio», así que esperan que no se eche atrás en caso de que el Concello alargue excesivamente la aprobación. Una de las cosas que también les preocupa es perder las ayudas para la fachada y el ascensor por no poder justificar la obra en el plazo que marquen las ayudas. «Espero que no, pero no digo nada», apunta Tarrío.

Alba Furelos Fontela

Humedades y filtraciones por daños en la fachada, en la que se produjeron desprendimientos

La fachada del edificio número 18 de la rúa García Lorca es exactamente la misma que tenía hace más de 45 años, cuando sus residentes llegaron al inmueble. Desde entonces, nunca se hicieron obras de restauración, que ahora se consideran urgentes y cada vez más necesarias. Hace un tiempo que varios residentes vienen sufriendo en sus pisos las consecuencias del paso de los años. «Hay humedades y filtraciones de agua», apuntan. Aseguran incluso que «en los armarios de alguna de las habitaciones no se puede guardar la ropa, porque huele a humedad».

Alba Furelos Fontela

Además, de un tiempo a esta parte se están produciendo desprendimientos en la fachada, que les generan temor a que «pueda caer algún trozo sobre una persona y causar un grave daño». En la parte más alta de la fachada, en la cornisa, falta un pequeño trozo del revestimiento, que «cayó en la zona ajardinada», que suele ser frecuentada por algunas personas para sacar a pasear a sus perros. En varios puntos de la fachada, a la altura de los bajos, falta el revestimiento, por lo que las paredes del interior están «casi siempre húmedas», señalan.

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En la fachada trasera del bloque —una de las que da hacia la zona verde— se puede ver que desapareció tanto la capa exterior como un pequeño trozo de hormigón. Los vecinos se muestran muy preocupados por unos daños que, además de provocar humedades y filtraciones hacia el interior, implican un evidente riesgo de seguridad para las personas, «que se solucionarán con las obras programadas».