Pilar Farjas: «El empleo ya no es una garantía contra la exclusión, muchos usuarios de Cáritas tienen trabajo»

Olimpio Pelayo Arca Camba
O. P. Arca SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

EDUARDO

La nueva directora de Cáritas Diocesana de Santiago afirma que reforzará la lucha contra la soledad, la mejora de la vivienda y la inserción laboral

07 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La médica Pilar Farjas Abadía (Samper de Calanda, Teruel, 1959), exconselleira de Sanidade con Feijoo y exsecretaria general de Sanidad con Rajoy, es desde el mes pasado directora de Cáritas Diocesana de Santiago.

—¿Cómo afronta el cargo?

—Con ilusión. El compromiso y la dedicación personal de trabajar en Cáritas siempre tiene un plus de satisfacción con cada familia que se inserta, cada persona que encuentra trabajo, cada mujer que conseguimos sacar de una situación de trata o prostitución. Para mí supone una continuidad, porque llevo más de 25 años como voluntaria en mi parroquia, y más de 7 de directora de Cáritas Interparroquial de A Coruña. Y ante la confianza que supone el nombramiento, no tengo más que palabras de agradecimiento.

—¿Cuántos voluntarios y cuántas entidades en la Diocesana?

—Son 315 equipos de Cáritas parroquiales y 2.824 voluntarios, con 90 trabajadores, en una de las diócesis más grandes de España, que abarca desde Cee a Carballo, A Coruña, Santiago, Arousa y Pontevedra; es casi la mitad de la población de Galicia. Actuamos en ámbitos donde no hay servicios, donde no llegan las administraciones públicas ni otras instituciones.

—¿Y a cuántas personas asisten?

—En el año 2022 fueron 16.500 familias, con más de 47.000 personas atendidas. El 2023 está sin cerrar, pero en noviembre se registraba un 18 % de incremento de familias atendidas, esto es, vamos a superar las 18.000 y los 50.000 destinatarios.

—¿Cuál es el perfil del usuario?

—Aumentó de forma importante el porcentaje de familias inmigrantes: si hace 6 años, el 60 % eran gallegas y el otro 40 % inmigrantes, hoy es a la inversa. Las familias con hijos son el 30 % de las que atendemos, y el 18 % son monoparentales, la mayoría con una mujer a la cabeza. Y disminuye la edad de las familias que atendemos, que ya no son familias sin ingresos. En muchos de los casos tienen algún tipo de actividad laboral, pero claramente insuficiente. El empleo ha dejado de ser una garantía contra la exclusión desde hace unos años en España, porque aumenta mucho debido a contratos temporales y a una situación en la población inmigrante de contratos irregulares o muy precarios, por horas ... En cuanto a los mayores, frente a lo que sucedía hace dos décadas, con personas con muy pocos ingresos, la política de pensiones los ha protegido; pero el gravísimo problema hoy es el de mayores solos, personas de más de 80 años sin recursos sociofamiliares para mantener cierta autonomía.

—¿Qué programas lleva a cabo la entidad?

—Lo que caracteriza a Cáritas es la diversidad de las actuaciones, siempre en este planteamiento de subsidiariedad completando allí donde no llegan otros. La atención a necesidades básicas es muy tradicional, y posiblemente la imagen más frecuente de Cáritas: la cobertura de necesidades básicas de alimentación, ropa, pago de alquileres. Unas 10.000 personas han recibido más de 100.000 atenciones. Un segundo grupo son programas específicos, de atención a mayores y dependencias. Hemos puesto en marcha iniciativas nuevas, como Acompáñote o Familia Aberta, para acompañamiento a mayores solos, con las que atendemos a unas 400 personas. También hay viviendas comunitarias, centros de día como en Bergantiños, o Comedores sobre ruedas. Tenemos En familia, infancia y juventud, con casas de acogida; proyectos educativos como Buen samaritano, programas de orientación familiar; y otros para mujeres como Medranza y Crianza en activo, para mujeres embarazadas. Para personas sin hogar, está el centro de San Cibrán y un comedor social en Arousa, el albergue de San Javier en Pontevedra o el centro Vieiro de Santiago, entre otros recursos. En el apartado de formación, empleo y economía social, más de 2.000 personas han pasado por estos procesos de formación para inserción laboral, donde se implica la empresa Arroupa, una iniciativa puntera.

—También cuentan con viviendas.

—Tenemos viviendas de acogida para inserción sociolaboral de familias inmigrantes o sin hogar. Otras se destinan a estancias de reclusos, tanto para salidas temporales como para su reinserción tras penas muy largas; un apartado más son las viviendas para mayores, y están las ayudas para el pago de luz, alquileres o pequeñas reformas de mantenimiento y eficiencia energética.

—¿Qué retos se plantea?

—Seguiremos trabajando las necesidades básicas con los economatos, el bono social para tiendas de Arroupa, o las ayudas para luz o alquileres. Pero hay tres focos importantes que reforzar. El primero es reenfocar todos los programas hacia la soledad, porque identificamos un problema de soledad no deseada en niños y jóvenes, como una forma de pobreza y de desvinculación social. Y es muy grave en mayores solos, la mayoría con algún tipo de pensión pero sin recursos sociales o familiares, personas que no son capaces ya de salir de casa para solicitar algún tipo de ayuda a domicilio o Xantar na Casa; incluso a veces tenemos convenio con el Sergas para ir al médico. En segundo término, otro problema es la vivienda, que es el factor más asociado a la exclusión en España, más que la falta de trabajo o el empleo precario. Hay que potenciar todas nuestras viviendas, desde los albergues a las de familias; fórmulas de alquiler social; y búsqueda de recursos externos para facilitar el acceso a vivienda a familias en proceso de inserción y con graves dificultades para encontrarlas en alquiler; también es muy positiva la experiencia de ayudar a mejorar los inmuebles. El tercer apartado es la potenciación de iniciativas de empleo para la inserción sociolaboral.

«Cáritas Diocesana alcanza los 8 millones de inversión anual»

Pilar Farjas estuvo acostumbrada a manejar presupuestos muy elevados en su trayectoria política en el campo de la sanidad, pero cuál es la cifra que maneja Cáritas Diocesana de Santiago:

—En su conjunto supone en torno a 8 millones de inversión anual en todas las políticas sociales que lleva a cabo dentro de la diócesis.

—Y la gente, ¿colabora lo suficiente con la entidad?

—Cáritas es una organización transparente, de gran solvencia y credibilidad, con una percepción social muy buena. Notamos vaivenes en los ingresos por donaciones según el momento económico y social. En la crisis del 2008 al 2011 hubo un importante aumento, y también en el 2020, con la pandemia. En el último año se nota la disminución de donativos, por eso hacemos un llamamiento muy especial, porque al igual que todos vivimos las dificultades por el incremento del precio de los alimentos y suministros, en mayor medida las padecen las familias con una situación más precaria. Y aumenta la necesidad de donativos para Cáritas y las entidades sociales que estamos al pie del terreno

—¿Somos más solidarios en Navidad?

—Es un momento especialmente cálido, de solidaridad reconocida, muy importante para Cáritas. Son tradicionales nuestras campañas en esta época, y diciembre es el mes de mayor pico de ingresos por donativos. Tenemos muchas iniciativas relacionadas con estas fechas, del reparto de cestas navideñas al Roscón solidario.