María José Blanco Teijeiro: «Realizamos 5.500 cirugías al año y más de 3.500 son cataratas»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

María José Blanco Teijeiro es la nueva responsable del servicio de oftalmología del CHUS
María José Blanco Teijeiro es la nueva responsable del servicio de oftalmología del CHUS XOAN A. SOLER

Uno de los objetivos de la nueva jefa de oftalmología del área sanitaria de Santiago y Barbanza es crear una unidad de investigación clínica en el servicio

29 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Es, junto con traumatología, el servicio con más volumen de actividad. La nueva jefa de oftalmología del área sanitaria de Santiago y Barbanza, María José Blanco Teijeiro (Lugo, 1966), asegura que la demanda asistencial no deja de crecer en una especialidad con paro cero. 

—¿Está bien dimensionado el servicio en cuanto a plantilla?

—Somos unos 30 facultativos para el área sanitaria, el hospital de Conxo y el de Barbanza, donde trabajan cuatro. Los de Santiago atendemos la demanda asistencial de los centros de especialidades de A Estrada y Lalín, dos días a la semana en cada uno. 

—Se habla continuamente del déficit de médicos, ¿cómo está oftalmología?

—En estos momentos es una especialidad deficitaria, no hay oftalmólogos para cubrir algunas bajas laborales, ni en nuestra área sanitaria ni en otras de Galicia, donde la situación es incluso peor. No hay paro para oftalmología

—Desde hace años son centro de referencia a nivel nacional para dos patologías, ¿aspiran a más?

—Seguimos siéndolo. Aparte de un prestigio para el servicio y para el CHUS, supone la satisfacción de poder dar asistencia a patologías muy poco frecuentes cuyos pacientes precisan de una atención igualitaria. Tenemos dos CSUR, el de tumores intraoculares del adulto, concretamente melanoma uveal, del que yo soy coordinadora, y el de reconstrucción de la superficie ocular compleja, cuya coordinadora asistencial es la doctora Ares.

—¿Reciben a muchos pacientes de fuera?

—Fundamentalmente en el de tumores intraoculares. Atendemos a toda la población gallega, Asturias y a pacientes de Canarias. 

—No suele hablarse de tumores oftalmológicos.

—El tumor intraocular más frecuente es el melanoma uveal, es muy raro y afecta a cinco o siete pacientes por millón de habitantes. Es maligno y la mortalidad es del 50% a los 10 años. No se parece en su comportamiento biológico al melanoma cutáneo, solamente comparten el nombre. De hecho la respuesta al tratamiento para enfermedad metastásica es mucho peor que en el caso del cutáneo. 

—¿Cuáles son las causas?

—Se sabe que son más frecuentes en personas de ojos claros, de piel clara, sobre todo en aquellas con incapacidad para broncearse, pero no hay una relación tan directa con la exposición solar como en el caso del melanoma cutáneo. Tampoco hay otros factores de riesgo más allá de tener un nevus, un lunar, en este caso en la coroides, dentro del ojo, que pueda transformarse o crecer. 

—¿Cuántos casos tratan al año?

—Recibimos en el CSUR unos cien pacientes nuevos al año. De ellos unos 30 o 35 tienen melanoma uveal, y el resto son pacientes con otros tumores benignos, que necesitan igualmente tratamiento porque pueden conllevar un compromiso anatómico del globo ocular. Y vemos cada vez más frecuentemente lesiones coroideas melanocíticas de pequeño tamaño, que es como llamamos a los nevus de coroides. 

—¿Aspiran a ser CSUR en más enfermedades?

—Uno de mis objetivos, que ya empezamos a configurar, es crear una unidad de investigación clínica. Este servicio ha tenido siempre mucha tradición universitaria y sin embargo no participaba demasiado en los ensayos clínicos, lo que es la investigación clínica propiamente dicha. Hoy sabemos que este es uno de los principales índices de calidad de un servicio y la única oportunidad que tienen muchos pacientes de acceder a tratamientos, cuando no son candidatos a los que están disponibles. Con la colaboración del IDIS y de la gerencia hemos puesto en marcha la unidad, y hemos sido seleccionados para 13 ensayos clínicos

—¿Qué otros retos tiene el servicio?

—Son los retos a los que nos obliga la propia evolución de la especialidad. Potenciar la relación con atención primaria es fundamental y hemos elaborado protocolos de derivación, para asegurar que los pacientes llegan a oftalmología en tiempo y en forma, no unos en 15 días y otros en cuatro meses. Otro reto es cómo vamos a asumir los nuevos avances tecnológicos y los nuevos fármacos, imparables para patologías tan frecuentes como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) o la diabetes. 

—¿Han avanzado mucho los fármacos en esta especialidad?

—Concretamente para la DMAE cada vez tenemos fármacos que duran más, cuyo efecto se prolonga en el tiempo. Esto es importante porque hace que el paciente no tenga que acudir tantas veces a revisión. También hay nuevas formas de administración. Uno de los ensayos en los que participamos es precisamente para inyectar un adenovirus vía subretiniana, que potencia la actividad de un antiangiogénico de tal manera que el paciente puede estar sin pincharse seis años. Exige una cirugía pero es muy interesante. 

—¿Cuáles son las enfermedades más prevalentes en oftalmología?

—Las ligadas al envejecimiento poblacional, la catarata es la patología quirúrgica más frecuente. En el año 2023 hemos operado más de 3.500 en el servicio, y además sin derivar a ningún hospital en modo de concertación.

—¿Cuántos pacientes ve el servicio y cuántas cirugías se realizan?

—Hemos visto en el 2023 a más de 16.000 pacientes, junto a traumatología somos el servicio con mayor volumen asistencial. El año pasado realizamos 5.500 intervenciones, y de ellas más de 3.500 son cataratas, un 65% de nuestra actividad quirúrgica.

—El volumen de actividad sigue creciendo.

—La actividad crece de forma progresiva por varios motivos. Somos un servicio bien dotado tecnológicamente, y creo que no hay ninguna especialidad que dependa más del avance tecnológico que la oftalmología. Esto permite, dentro del área quirúrgica, hacer las intervenciones más cortas, con más seguridad para el paciente y programar a más en una jornada. Pero también tiene otro inconveniente, y es que cuando una especialidad depende mucho del desarrollo tecnológico tiene que estar muy bien dotada, porque enseguida las adquisiciones nuevas se hacen obsoletas. Además, cuanto más sofisticadas son tus técnicas más patología diagnosticas, por lo que al final el envejecimiento poblacional y el desarrollo tecnológico nos enfrenta a un volumen de patología creciente.