El primer hijo, problemas económicos y terceras personas: las principales causas para romper un matrimonio en Santiago

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Iria Platero, letrada especializada en familia con despacho en la capital gallega
Iria Platero, letrada especializada en familia con despacho en la capital gallega PACO RODRÍGUEZ

Divorcios y separaciones cayeron un 5 % en la capital gallega en relación con el 2022, aunque 291 parejas deshicieron sus votos

24 mar 2024 . Actualizado a las 15:18 h.

Que el amor, al menos el tradicional, no vive su mejor momento lo confirman los datos sobre rupturas matrimoniales del 2023, que hizo públicos este mes el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). En el caso de Santiago de Compostela, durante el pasado año fueron 291 parejas las que decidieron romper los votos en los que se habían prometido una vida juntos. Aunque suponen unas 25 rupturas por mes, no se trata de la peor cifra de la serie histórica, ya que es un 5 % inferior a la de un curso atrás. Durante el 2022, 302 binomios vieron que había llegado el momento idóneo para decirse adiós.

¿Los motivos para decirse adiós? Según los letrados están claros. El principal, el cambio de vida que supone el primer hijo. El hartazgo a partir de los cinco años de matrimonio es otro de los que más repiten, así como los problemas económicos y la presencia de terceras personas. Este último, admiten, suelen convertirse en el epitafio de casi cualquier relación.

La estadística del CGPJ incluye también a los partidos judiciales de Arzúa, Padrón y Ordes. Entre todos sumarían 413 divorcios durante el 2023, a los que hay que añadir nueve separaciones. ¿La diferencia? Que en la separación no se rompe el vínculo matrimonial, sino que se mantiene intacto, por lo que los cónyuges no pueden volver a casarse. En el caso del divorcio, esa unión sí se deshace, por lo que podrían contraer matrimonio de nuevo con quien consideraran.

Las cifras muestran varias tendencias. La primera, que la mayoría de los divorcios fueron consensuados, 175 en el caso de Santiago y 245 si se suman los cuatro partidos judiciales. No hubo acuerdo en 109 de los firmados en la capital gallega y en 168 si se cuentan a mayores Arzúa, Padrón y Ordes. También hubo seis separaciones consensuadas en la capital gallega y otra en Arzúa.

En lo referente a los cambios de medidas, se logró el visto bueno de ambas partes en 53 ocasiones, mientras que en otras 137 no hubo tanta fortuna, lo que evidencia que, tras el divorcio, normalmente tampoco llega la paz. En cuestiones sobre la custodia de los hijos, la tendencia es similar, ya que hubo más desacuerdos, 107, que entendimientos entre los cónyuges, con 86.

«Vemos que cada vez se opta más por la pareja de hecho»

Especializada en familia, Iria Platero lleva muchos años asesorando a matrimonios o a cónyuges sobre los caminos que deben seguir para romper adecuadamente sus votos. «Creo que la familia tradicional ha ido a menos. Vemos que cada vez se opta más por la pareja de hecho y por uniones en las que el vínculo no llega a formalizarse», admite la letrada, con despacho en Santiago y que cree que «además de que hay mucha ruptura, nos encontramos cada vez más con que los matrimonios duran menos. Recibimos a muchas personas con segundas y terceras parejas».

Por su experiencia, admite que últimamente lo que más ha percibido son parejas que tienen «problemas a partir del primer niño, que supone un cambio vital total. Después también hay mucho matrimonio que tras cinco o seis años pasan por una crisis importante. Normalmente, porque la rutina provoca hartazgo. También llegan personas de 60 o 65 años que prefieren separarse porque carecen de intereses comunes. Antes el matrimonio se veía como una cuestión sagrada, pero ahora ya no. Es como: si no encaja con mi estilo de vida, se deja y no hay nada que me diga que tenga que seguir».

Sobre el coste de un divorcio, admite que existen diferentes tarifas según la experiencia del letrado y la dificultad del procedimiento: «No es lo mismo uno exprés que otro en el que hay hijos y un convenio regulador. Es algo que se debe ponderar». Admite que las modificaciones de medidas son útiles si alguno de los cónyuges sufre cambios en su vida: «Tienen que ser por motivos de peso o el juez no los tendrá en cuenta. Por ejemplo, que sea el hijo el que diga que quiere una custodia compartida. Puede ser un cambio de trabajo, una situación económica muy acuciante o una incapacidad total y que pases a cobrar 600 euros al mes y tengas que pasar una pensión de entre 300 o 500 euros».

Admite que en esos casos es importante ponerse en manos de un abogado que domine la materia: «Es lo conveniente porque hay muchas personas que se encuentran que después no son capaces de pagar». Explica que un cambio provisional de medidas puede llevarse a cabo en unos tres meses, mientras que las definitivas se suelen alargar hasta el año. Confirma que los divorcios más sencillos son aquellos en los que «todavía no tienen hijos y no existe tanto conflicto. Ahí el divorcio sale adelante sí o sí».