Mónica y su compañero Wailo demuestran las ventajas de la terapia con apoyo de animales

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

La educadora social propicia interacciones con el can que sorprende por los resultados

26 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Que el perro es el mejor amigo del hombre es algo que nadie pone en duda, pero si alguien se atreviese a rebatirlo solo tendría que asistir a una sesión de CanVivencias para darse cuenta de que los perros pueden contribuir a mejorar la calidad de vida de niños, adultos y mayores sea cual sea su dolencia.

El equipo de CanVivencias está formado por Mónica Guerrero, educadora social y experta en Intervención Asistida con Animales, y sus compañero de trabajo, un labrador negro llamado Wailo.

Ambos obran la magia cuando ponen en marcha sus programas terapéuticos y educativos en entidades como Aspas, en residencias de la tercera edad y próximamente también con niños diagnosticados de TDAH. Después de las fiestas hará una demostración de los beneficios de la interacción con animales en el centro de educación especial de A Barcia.

«Insisto a todos en que el perro no cura, no va a sustituir a las medicinas, pero mejora la actitud de los niños y de los adultos ante los retos que tienen delante», explica Mónica. Durante su trabajo en Aspas, la educadora social recuerda una anécdota en la que un joven «que habitualmente estaba alterado y gritando, terminó tumbado junto al perro tranquilo y relajado». Mónica solo tiene elogios para Wailo, «mi compañero de trabajo», que demuestra en cada jornada sus «grandes cualidades» como complemento a las terapias convencionales.

Entre los beneficios de las terapias asistidas con animales, Mónica destaca el hecho de que «el perro no juzga, no critica, no va a darle órdenes a nadie. Se deja cuidar y transmite seguridad y relax». Así, en el caso de personas que requieren cuidados constantes, «cepillar a Wailo, darle de comer, pasar a ser su cuidador, favorece la autoestima».

La experta recuerda que está demostrado que «cuando la persona entra en contacto con el perro experimenta cambios favorables». Entre otros, «se reduce el ritmo cardíaco, la presión arterial, segregas endorfinas, favorece los pensamientos positivos». Algo que puede ser determinante, en el caso de los niños que van a recibir un tratamiento médico en un hospital, es que «están más relajados». De hecho, Mónica planteó a la Fundación Andrea la posibilidad de que Wailo ayude a los niños que están ingresados en el Clínico. «Estarán mucho más animados, no hay duda». Resulta evidente que el tratamiento es fundamental, pero la actitud mejorará gracias al contacto con el labrador Wailo.