La lucha de la vecina de Concheiros que vive con una antena de telefonía móvil junto a su terraza: «Seguiré peleando hasta que muera»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

María Salomé Millán denuncia que ni el operador ni las administraciones han contactado con ella tras difundir su caso

15 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«Nadie se interesa por mi. A nadie le importo», repite una y otra vez María Salomé Millán Suárez. Es la vecina del número 36-38 de la rúa dos Concheiros que reclama desde hace 18 años la retirada de una antena de telefonía móvil instalada en el número 40 y que casi puede tocar desde su terraza. Aunque presentó numerosos escritos ante el Concello de Santiago y denuncias en el juzgado, e incluso pidió amparo al Valedor do Pobo, nadie ha respondido a su demanda. Lejos de darse por vencida, la mujer no piensa tirar la toalla: «Seguiré peleando mientras tenga fuerzas. No voy a parar hasta que me muera».

Después de hacer público su caso hace unos días, María Salomé Millán tenía la esperanza de que alguien se interesara por darle una solución. No ha sido así. «Nadie llamó ni vino por aquí para ver qué pasa realmente», denuncia, y agradece «la atención de los medios, que son los únicos que me prestan atención».

María Salomé asegura que los técnicos del Ayuntamiento no comprobaron desde su terraza la ubicación exacta de la antena. A esta vecina de Concheiros le gustaría que fuera alguien del Concello y del juzgado a su casa, «para que vean con sus propios ojos lo que tengo aquí. No está en el tejado, está en la medianera, y mi abogado dice que no puede estar ahí». Aunque lo cierto es que allí leva desde el 2005. El Ayuntamiento dio por zanjado este asunto hace años, porque considera que todo está en regla: «Axústanse ás ordenanzas e atenden á consideración de servizos de interese xeral, recollido no artigo 2 de Ley General de Telecomunicaciones». El juzgado tampoco le da la razón, así que no es posible retirar o dejar sin servicio la instalación que le quita el sueño a la familia de María Salomé y le «impide descansar de forma normal».

Una barbaridad

María Salomé recuerda que, cuando su hija hoy treintañera era pequeña, el pediatra acudió a una visita médica a la casa y le dijo que aquello que tenía en la terraza era una «barbaridad». Asegura que ya entonces,se oía un ruido constante y molesto, pero aquel aviso médico les generó intranquilidad y ahí empezó su lucha. En estos 18 años, María Salomé vio a técnicos de las empresas propietarias de la antena sustituir los paneles y ampliar poco a poco la instalación, haciendo más grande «el monstruo que no nos deja dormir». La mujer lamenta que en todo ese tiempo ninguna administración hizo comprobaciones.

Lo peor, recalca María Salomé, llega con la noche. En silencio, el ruido es aún más molesto que durante el día, y hace crecer la angustia. En días de viento, se escucha un zumbido constante y una vibración que genera más preocupación en la casa por temor a que la instalación se suelte y caiga sobre la terraza. La mujer lamenta la falta de empatía del propietario del ático que lo tiene alquilado para esas instalaciones: «Al no vivir aquí, no le importa nuestra salud».

La familia se planteó en varias ocasiones mudarse del piso para trasladarse a otro sitio y, aunque en una ocasión llegó a ponerlo en venta, dice que quienes lo visitaron desistieron al ver la antena a pocos metros de la terraza. Tampoco cree María Salomé Millán que la solución sea poner su vivienda en alquiler y mudarse a otra. Así que la única opción que les queda, concluye, es «seguir peleando hasta que el cuerpo aguante».