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BYD Seal, luces y sombras del coche eléctrico que pudo reinar

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Tras quedar penúltimo en el certamen de Coche del Año en Europa, la berlina china encara una dura competencia frente a la rebaja de precio de los Tesla, la amplia red comercial de las marcas europeas y coreanas y el éxito de otros fabricantes del país asiático como MG.

19 mar 2024 . Actualizado a las 19:22 h.

El BYD Seal iba a ser el nuevo Tesla killer, es decir, el coche eléctrico que desbancaría a los todopoderosos modelos de la compañía de Elon Musk. Su asalto a los cielos estaba previsto para el pasado 26 de febrero, donde la berlina china se presentaba como uno de los siete finalistas del Car of de Year 2024. Sin embargo, el resultado fue decepcionante, quedando en sexta posición tras el Renault Scenic E-Tech (nuevo Coche del Año en Europa, que consiguió casi el triple de votos), el BMW Serie 5, el Peugeot 3008, el Kia EV9 y el Volvo EX30. Solo pudo imponerse al Toyota C-HR, por apenas cuatro votos de diferencia.

BYD, fundada hace dos décadas (en el 2003) por Wang Chuanfu, y con cuarteles generales en Xi'an, famosa por su ejército de guerreros de terracota, y Shenzhen, aterrizó en España el año pasado. Llegaba con el marchamo de ser la marca de automóviles con más ventas en China (desbancó a Volkswagen en el primer trimestre del 2023) y también el mayor fabricante del mundo de baterías eléctricas, superando a la mismísima Tesla. Pero para el gran público era una desconocida y ello hizo que sus modelos tuvieran unas ventas casi testimoniales. De hecho, en el ránking de los coches eléctricos más vendidos en nuestro país en el 2023, cuyo podio lo ocupan los Teslas Model Y y Model 3 (6.833 y 6.116 unidades, respectivamente) y el MG4 (3.094) no aparece ningún BYD entre los diez primeros, ni entre los veinte, ni los treinta... Hay que remontarse al puesto 36 para encontrar el BYD Atto 4 (389 unidades vendidas) y luego al 49, donde está el BYD Dolphin (170).

Todas las esperanzas del fabricante estaban y siguen estando puestas en el Seal, una elegante berlina de 4,8 metros que se presentaba a priori con una gran relación calidad/precio. El diseño exterior no se aparta de las líneas inauguradas hace ya doce años por el Tesla Model S y que luego se trasladaron a los otros modelos de la marca norteamericana. Para los fabricantes chinos, Tesla es a los coches eléctricos lo que Apple a los móviles, le tienen un gran respeto y por eso tratan de imitar su diseño. No hay más que ver el nuevo Xiaomi SU7 para darse cuenta de que siguen un mismo patrón, un concepto de GT (gran turismo) deportivo con formas fluidas y detalles ya vistos como los tiradores de las puertas escamoteables o una tira led uniendo los pilotos traseros.

Quizá es en el interior donde más se distingue este BYD Seal, porque, a diferencia del minimalismo de Tesla y de otras marcas como Hyundai o Kia, muestra un cockpit más recargado y ampuloso, donde se pueden apreciar las luces y sombras que caracterizan a este vehículo. Por un lado tenemos un salpicadero más o menos convencional (si nos atenemos al diseño de elementos como las salidas de aire o la guantera), presidido por dos pantallas digitales, una para el cuadro de instrumentos y otra táctil, de 15,6 pulgadas, para el sistema de infoentretenimiento. Esta última tiene la particularidad de que puede girar sobre sí misma y colocarse en modo vertical.

La consola central flotante tiene un hueco debajo para dejar objetos y en ella se aloja la palanca de selección del modo de marcha, diminuta y con un acabado vidriado, como si fuera una joya. Alrededor, dispuestos en círculo, encontramos una serie de mandos y botones físicos para diversas funciones, como los modos de conducción o accesos directos al climatizador. En general, las líneas redondeadas están por todas partes, también en el interior del volante o el tapizado de las puertas. Los materiales son correctos, en su mayoría plásticos de diversos tonos y texturas, aunque algunos desmerecen, como la moldura que recubre algunos de los altavoces laterales. No hay maderas nobles ni cuero, los asientos están recubiertos de lo que ahora se denomina «piel vegana». Las butacas delanteras son muy confortables, con un acolchado agradable que nos hace hundirnos y sentirnos arropados; son amplios y cuentan con regulaciones eléctricas básicas: longitudinal de la banqueta, inclinación del respaldo y presión lumbar. Hay mucha amplitud y espacio para las piernas, y si miramos hacia arriba impresiona el techo acristalado panorámico. Cuenta con un grado de oscurecimiento para que no nos moleste el sol cuando incide plano, pero no dispone de una cortinilla para cubrirlo; como opción hay una pieza similar, pero que es necesario colocar manualmente cada vez que queremos utilizarla.

Los pasajeros de atrás también tienen bastante amplitud, aunque los pies no caben debajo de los asientos delanteros, algo habitual en los eléctricos que llevan la batería en el suelo del chasis. El del centro, además, viajará incómodo, porque va más elevado que los ocupantes de los extremos. El maletero tiene una capacidad de 400 litros pero no hay portón, por lo que la boca de carga es un poco estrecha. Bajo el capó hay otro espacio de 53 litros y llama la atención que todo el motor queda oculto por una gran pieza de plástico negro.

Solo hay dos versiones del BYD Seal, denominadas Design y Excellence AWD, respectivamente. La primera tiene un motor eléctrico de 313 CV de potencia, situado en el eje trasero, que le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 5,9 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 180 km/h. La batería de almacenamiento tiene una capacidad de 82,5 kWh y ofrece una autonomía máxima de 570 kilómetros. Como ocurre con todos los eléctricos, esta cifra solo es posible en las condiciones ideales de las pruebas de homologación WLTP; en la práctica, a 90-100 km/h es imposible conseguir el consumo oficial declarado (16,6 kW a los 100 km) y si circulamos por autopista a 120 km/h lo más normal es que no podamos hacer más de 300 kilómetros antes de tener que enchufar el vehículo.

El Seal tope de gama tiene tracción a las cuatro ruedas, añadiendo un motor eléctrico de 218 CV en el eje delantero, con lo que alcanza una potencia conjunta de 530 CV. Acelera en 3,8 segundos y la distancia máxima WLTP se reduce a 520 kilómetros. Cuesta 48.990 euros, 2.000 más que la versión Design (46.990), por lo que si preferimos prestaciones frente a autonomía es una opción que no tiene un sobrecoste exagerado. Además cuenta con una suspensión adaptativa, por lo que está mejor preparado para hacer una conducción ágil, que no deportiva (pesa 2.185 kilos en vacío). Ambos pueden cargar a un máximo 150 kW en corriente continua y 11 kW en alterna, y cuentan con carga bidireccional: este sistema permite alimentar electrodomésticos o incluso otro vehículo eléctrico que se haya quedado sin batería, y también posibilita que el BYD Seal suministre energía eléctrica a la red (lo cual puede ser rentable si lo hacemos en las horas de alta demanda y lo hemos cargado en aquellas franjas horarias en las que la electricidad es más barata).

El equipamiento es muy completo e incluye llantas de 19 pulgadas, faros y pilotos led, asientos delanteros ventilados y calefactados, al igual que el volante, control de crucero adaptativo y con mantenimiento de carril, cámara de visión de 360 grados, climatización por bomba de calor (un componente clave para maximizar la eficiencia energética en los coches eléctricos), bandeja de carga inalámbrica para dos smartphones, equipo de sonido con 12 altavoces, conexión con Android Auto y Apple Car Play y hasta detector de alcohol en el conductor. Lo único que no puede tener (ninguna de las dos versiones) es faros antiniebla y alarma antirrobo, y la pintura en colores Shadow Green o Indigo Grey tiene un sobrecoste de 1.000 euros.

El problema del Seal es que la competencia aprieta y, por ejemplo, el nuevo Tesla Model 3, que incluye novedades relevantes en apartados como la suspensión y el aislamiento acústico, tiene un precio de partida de 39.990 euros, con cifras de autonomía y prestaciones similares a las del coche chino (513 kilómetros y 6,1 segundos en el 0 a 100 km/h). Eso supone 7.000 euros menos que el Seal, y también hay que tener en cuenta que Tesla cuenta con una red propia de supercargadores, el principal hándicap que se encuentran ahora mismo los propietarios de eléctricos en España a la hora de hacer viajes largos.

Otro aspecto que puede ahuyentar a posibles compradores es la limitada red de concesionarios de BYD, que actualmente solo está presente en nuestro país en once puntos: cuatro en Madrid (en la capital, Majadahonda, Leganés y Alcobendas), dos en Barcelona (en la ciudad condal y en Sant Quirze del Vallés), dos en Canarias (Tenerife y Las Palmas) y uno en Valencia, Málaga y Sevilla, respectivamente. En comparación, cualquier marca europea, japonesa o coreana cuenta con concesionarios en prácticamente todas las provincias de España, donde no solo es posible ver y probar los vehículos, sino llevarlos a los talleres oficiales en caso de avería.

Finalmente, el último escollo de BYD es que ha llegado el último al mercado español, por lo que otros fabricantes chinos ya tienen una implantación e incluso una imagen de marca consolidada. Es el caso de MG (propiedad del grupo SAIC Motor), que está triunfando con sus MG4 Electric y ZS EV, vehículos en la frontera de los 20.000 euros (con las ayudas del Plan MOVES), con un diseño muy atractivo y mucha tecnología en su interior. La antigua compañía automotriz británica tiene otros modelos populares, el SUV de tamaño medio Marvel R y el familiar MG5, e incluso este año prevé lanzar un descapotable eléctrico biplaza, el MG Ciberster, con puertas con apertura de tijera, hasta 544 caballos de potencia y autonomía de casi 600 kilómetros.