Este genio del ilusionismo, que colabora con David Copperfield, presenta el sábado un nuevo show tecnológico en Afundación
29 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.En diciembre de 2017 tuvo que cancelar la actuación que tenía prevista en Pontevedra, tras ser atropellado en Vigo por un vehículo. Un año después, plenamente recuperado, Jorge Blass se reencontrará con el público de esta ciudad el próximo sábado, a las 20 horas, en el Auditorio de Afundación. Reconocido en medio mundo, ganador de la Varita Mágica de Oro en Mónaco y el Premio Siegfried and Roy en Las Vegas, este genio del ilusionismo del siglo XXI volverá a hacer «posible lo imposible» en un espectáculo en el que no hay conejos nos ni chisteras sobre el escenario, sino drones.
- ¿Aquel accidente que le impidió actuar aquí hace un año le dejó alguna secuela?
-Me hace mucha ilusión volver sano y salvo a esta ciudad. Estoy recuperado y ahí sigo, con el brazo derecho reforzado con dos placas y diecisiete tornillos.
-Su colega Volta también fue noticia hace poco por otro accidente, en este caso cuando estaba actuando. Vaya susto ¿no?
-Mucho susto. Es un buen amigo y afortunadamente está bien. Es lo que tiene la magia, a veces hacemos números arriesgados que te pueden costar la vida.
-Lo suyo es magia del siglo XXI ¿Con qué nos va a sorprender?
-Es un espectáculo muy tecnológico para toda la familia. Lo bueno de la magia es que no tiene edad. Voy a hacer magia con un dron en el escenario, a utilizar los teléfonos móviles y la inteligencia artificial como pretexto. Es un espectáculo muy interactivo en el que el público va a participar desde la butaca y a disfrutar de lo que es para mí la magia del siglo XXI, en la que ya no se utilizan conejos y chisteras, sino cosas mucho más sorprendentes de nuestro tiempo.
-En sus espectáculos suele haber muchos efectos especiales ¿En este también?
- Va a haber momentos de magia muy visual. Un número que me encanta es la tormenta de nieve en la que se envuelve todo el teatro. Durante hora y media la gente va a flipar con un montón de efectos especiales, dejándose llevar para volver a ser niño.
-En una de sus últimas producciones, «Palabra de mago», reflexionaba sobre si los magos son de fiar ¿Lo son?
-Somos tramposos honestos. Es verdad que engañamos e ilusionamos, pero lo hacemos con el consentimiento del público. A la gente le encanta dejarse seducir por la magia. Es un «engaño» artístico que provoca la fascinación por lo imposible.
-Hace dos años David Copperfield le compró los derechos de uno de sus trucos ¿Sigue colaborando con él?
-Si. Colaboramos en varias ideas para el show que tiene en Las Vegas. Estoy muy feliz con esa colaboración. Para mi es un sueño porque le admiro desde que era un niño. Algunas de los números de este show se los enseñé el verano pasado y le encantaron. Hay uno en el que hago magia con Amazon y cómo ese gigante del comercio electrónico sabe lo que vamos a comprar antes de que lo pidamos.
-Tamariz es otro de sus grandes referentes.
-Tamariz es mi maestro, me enseño todo lo que se, es un genio. No somos conscientes de la dimensión que tiene. Viejas fuera de España y todo el mundo lo admira y respecta de forma increíble. Tiene una profundidad artística, un estudio de la magia que no es normal. Es un superdotado.
-Y en Galicia ¿Se hace buena magia en esta tierra de meigas?
-En Galicia hay grandes magos. Por ejemplo, el Mago Antón es otro grande que me ayuda a desarrollar muchas de las ideas que vamos a ver en este espectáculo. También Luis Piedrahíta, Roman García o Kiko Pastur están dando que hablar en el mundo. La magia gallega es súper creativa, todos son inventores de nuevas formas de sorprender al público. Esta es una tierra de bruxos e meigas, el lugar ideal para hacer magia.
-¿Además de móvil, qué hay que llevar al espectáculo del sábado?
-Hay que llevar móvil y muchas ganas de dejarse sorprender. El público tiene que venir a disfrutar con la mirada de un niño. Y si viene algún escéptico, no pasa nada, lo convertiremos en creyente de la magia.